La falta de combustible en Bolivia ha provocado que ciudadanos lleguen con bidones a las estaciones de servicio, donde se ven obligados a pasar la noche en largas filas a la espera de abastecimiento. En ciudades como Cochabamba, Santa Cruz y La Paz, las filas de vehículos y personas se extienden por varias cuadras, reflejando la urgencia y frustración de la población que necesita diésel y gasolina para continuar con sus actividades.
En la ciudad de Cochabamba, la demanda de combustible se ha intensificado, especialmente en estaciones como la ubicada en la avenida Siglo XX, donde tanto vehículos de transporte pesado como liviano, junto con ciudadanos a pie con bidones, esperan la llegada de carburante. Muchos de estos ciudadanos relatan que la espera se extiende desde la noche anterior, debido a la falta de certeza sobre cuándo llegará el suministro.
La situación se agrava por los bloqueos en carreteras interdepartamentales, que llevan más de 22 días y dificultan el traslado de combustible. Estas interrupciones en el transporte afectan la distribución de carburantes, generando un desabastecimiento que impacta de manera directa en la economía y en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Uno de los afectados en Cochabamba señaló: “Desde la noche estamos haciendo fila con bidones, aún no se sabe si va a llegar el diésel”. Esta incertidumbre refleja el sentimiento de frustración que se repite en otras regiones del país. Además, varias estaciones de servicio han colocado conos en sus ingresos como señal de que no cuentan con combustible, dejando a los conductores sin otra opción que esperar o intentar en otros puntos de abastecimiento.
En Santa Cruz y La Paz, el panorama es similar. Conductores y ciudadanos reportan que deben esperar horas, e incluso días, para poder cargar combustible. Esto genera un aumento en los costos de transporte y afecta tanto al transporte público como al privado, lo que a su vez incrementa los precios de productos básicos debido a las dificultades logísticas.
La falta de carburante no solo afecta la movilidad diaria, sino que también tiene implicaciones en la economía, ya que el aumento en los costos de transporte podría repercutir en el precio de productos y servicios en todo el país.