En un importante paso hacia la adopción de los transgénicos en la agricultura, el Gobierno boliviano ha remitido al Comité de Bioseguridad los estudios necesarios para evaluar el uso de biotecnología en el cultivo de soya. Esta iniciativa busca hacer frente a desafíos como la sequía, las inundaciones y las plagas, según informó el ministro de Medio Ambiente y Agua, Alan Lisperguer, durante una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Santos Condori.
“Los eventos que ya se han identificado, como sequías, inundaciones y plagas, han sido formalmente presentados al Comité de Seguridad”, declaró Lisperguer. Esta medida es vista como un avance significativo en la búsqueda de soluciones sostenibles para la agricultura del país, especialmente en regiones afectadas por estos problemas climáticos.
La comunidad de San Julián, que ha iniciado bloqueos de caminos en demanda del uso de biotecnología, fue instada por Lisperguer a suspender sus protestas, subrayando que el procedimiento para la aprobación del uso de biotecnología debe cumplir con la Constitución boliviana, el Acuerdo de Cartagena y el Reglamento sobre Bioseguridad.
Hasta ahora, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) ha sido la única entidad en solicitar formalmente el uso de la soya HB4, una variedad transgénica reconocida por su resistencia a la sequía. Este avance biotecnológico es resultado del trabajo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. El gen HaHB4, introducido en la soya HB4, proviene del girasol y está relacionado con la respuesta de la planta a diferentes estreses abióticos.
El ministro Lisperguer enfatizó la importancia del proceso que se está llevando a cabo: “La solicitud formal está ya en el Comité de Seguridad, y creemos que es un gran avance. Primero, se ha identificado qué tipo de evento. Segundo, se ha evaluado todo el procedimiento para poder liberar un evento”. Este desarrollo representa un paso clave en la modernización de la agricultura boliviana y en la búsqueda de soluciones tecnológicas para enfrentar los desafíos que el cambio climático impone al sector agrícola.