Una fuerte lluvia registrada este jueves desató el caos en la OTB Fuerza Aérea, ubicada en la zona sur de la ciudad de Cochabamba. Las precipitaciones provocaron la inundación de calles, el colapso de alcantarillas y daños en viviendas, complicando la movilidad y generando un ambiente de insalubridad debido a los olores nauseabundos y la contaminación del agua estancada.
Entre las áreas más afectadas destacó la calle Mamoré, paralela a la avenida Base Aérea, un corredor clave que conecta con vías principales de la ciudad. En este sector, el agua cubrió por completo las aceras, obligando a conductores a buscar rutas alternativas o a realizar maniobras peligrosas para continuar su trayecto.
Los vecinos, desesperados por la situación, intentaron destapar las alcantarillas obstruidas, pero se vieron impedidos por el fuerte hedor y la contaminación. “Esto ocurre todos los años durante la época de lluvias, pero nadie hace nada para solucionarlo”, denunció un residente del área afectada.
Además de los daños en la vía pública, el agua ingresó a varias viviendas, ocasionando pérdidas materiales significativas. Las familias afectadas señalaron que han presentado denuncias recurrentes ante las autoridades municipales, pero hasta ahora no han recibido soluciones concretas.
La problemática evidencia las deficiencias en el mantenimiento del sistema de alcantarillado y la falta de infraestructura adecuada para gestionar las lluvias en Cochabamba. Este escenario se repite en distintas zonas de la ciudad, donde la llegada de la temporada de lluvias pone de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades ante fenómenos climáticos intensos.
Los residentes de la OTB Fuerza Aérea exigen acciones inmediatas por parte de las autoridades locales para mitigar los daños actuales y prevenir futuros desastres. “Necesitamos soluciones estructurales, no respuestas temporales que se repiten año tras año”, reclamó otro vecino del sector.
Mientras persiste la incertidumbre ante la posible llegada de más lluvias, las familias afectadas enfrentan no solo pérdidas materiales, sino también el temor de que las próximas precipitaciones agraven aún más la situación.