En un acto de violencia que sacudió la ciudad fronteriza de Yacuiba, un grupo de bagayeros prendió fuego a una caseta del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) y causó destrozos en las instalaciones de la Aduana Nacional, como represalia por el decomiso de mercadería ilegal.
El comandante general de la Policía, Álvaro Álvarez, informó que los incidentes ocurrieron después de que las autoridades aduaneras incautaron bienes de contrabando, provocando la ira de los bagayeros. “Unos bagayeros, entendiendo que se habían decomisado algunas mercaderías ilegales, han tomado algunas acciones contra los predios de la Aduana Nacional y habrían quemado una caseta de Senasag, una caseta de madera”, declaró Álvarez en contacto con la prensa.
Las instalaciones de la Aduana quedaron con los vidrios rotos y diversos daños materiales. En respuesta a la situación, se envió personal policial desde Villamontes a Yacuiba para ayudar a controlar los disturbios. “No se hizo uso de agentes químicos y la Policía controló todo en casi una hora y media desde que comenzaron los hechos”, aseguró Álvarez. Además, señaló que los agentes policiales permanecerán en la zona para garantizar la seguridad.
El incidente se produjo en el contexto de un bloqueo instalado por bagayeros y comerciantes en Campo Pajoso, una zona que conecta Yacuiba con Villamontes. Los manifestantes exigen el respeto de los 50 kilómetros de libre comercio en las zonas fronterizas, denunciando abusos y atropellos por parte de los militares encargados del control aduanero en la región.
La Aduana Nacional ha anunciado que analizará la situación este martes para evaluar los daños y tomar las medidas correspondientes. Este evento subraya las tensiones latentes en las áreas fronterizas respecto al control del contrabando y las políticas de libre comercio, planteando desafíos significativos tanto para las autoridades como para las comunidades locales.
La quema de la caseta de Senasag y los destrozos en la Aduana reflejan la frustración y el descontento de los bagayeros ante las medidas de control aduanero, en una región donde el comercio informal es una fuente importante de sustento.