ANF.- Pedro Quispe, uno de los dirigentes del transporte internacional, desahució el éxito del control de los combustibles tiñéndolo de rojo y dijo que la decisión no detendrá el contrabando porque el problema radica en la falta de un estricto control en las fronteras.
Fueron los mototaxistas de Cobija, en el norte amazónico, los que alertaron del cambio de color de la gasolina hace una semana. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) confirmó la decisión de añadir un pigmento rojo al combustible en las zonas fronterizas para rastrear si es desviado hacia alguna actividad ilegal.
“Eso que cambien de color, eso no va a parar el contrabando. Van a cambiar de color la gasolina, pero van a seguir vendiendo las estaciones de servicio; los autos indocumentados van a seguir echando (cargando), los autos chutos van a seguir consumiendo, el diésel va a seguir yendo a la minería ilegal. Entonces, lo que tiene que haber es un control estricto en las fronteras”, sostuvo el dirigente en entrevista con la ANF.
Para Álvaro Ríos, analista en temas de hidrocarburos, la iniciativa de poner colorante a los combustibles puede resultar novedosa en un principio; sin embargo, recordó que existen personas que se dedican a esta tarea desde hace mucho tiempo y que el cambio de color no detendrá su comercio ilegal.
“Los contrabandistas van a darse modos para sacar el combustible, tal como se hace para importar vehículos. En esa línea, yo creo que hay que comenzar a pensar diferente, pensar en cómo vamos quitando el subsidio porque no solamente estamos subsidiando a los bolivianos sino también a los países vecinos”, alertó el especialista.
Para Quispe, lo que debían hacer las autoridades es ejercer mayor control en las fronteras y garantizar el combustible a los transportistas, que son la línea exportadora del país, porque existe una “alarmante escasez” de diésel y gasolina en departamentos como Santa Cruz y Cochabamba.
Hasta el momento, el Gobierno diseñó y desplegó distintas estrategias de control de venta de gasolina y diésel, pero sin éxito, porque los reportes de decomisos siguen en aumento, lo que significa que la fuga de recursos sigue en los pasos fronterizos.
“No sé cómo pasa el contrabando a Desaguadero, en el lado peruano, si hay control en el cuartel de Guaqui, ahí controlan el diésel. Y ustedes han debido ver redes, en el lado de Perú siguen vendiendo diésel, entonces eso significa que el control en el país no está funcionando”, cuestionó el dirigente.
Sin embargo, el transportista evitó mencionar la posibilidad de quitar la subvención estatal a los combustibles; por el contrario, dijo que el transporte es el sector que debía privilegiar el Gobierno, pese a que muchas veces se descubrió que los camiones de alto tonelaje estaban realizando el contrabando de combustibles.
En el plano técnico, el dirigente del transporte pesado dijo que el color de la gasolina o el diésel no influirá en el rendimiento del vehículo y tampoco puede dañar al motor; recordó que en países como Argentina, Chile o Perú existe el combustible de diferente color y nadie se quejó de que fuera dañino para sus motorizados.