Con manos de seda, dedicación de monje y no poca resistencia, Tite le devolvió el aura a una ‘Seleção’ que se había vuelto muy terrenal y, en Qatar, desde el jueves, buscará el sexto título mundial para despedirse por lo grande de Brasil.
“Gané todo en mi carrera, solo me falta el Mundial”, dijo el entrenador, de 61 años, cuando anunció en febrero que dejará a los pentacampeones una vez termine la Copa del Mundo.
El aviso pareció tener un efecto liberador en Adenor Leonardo Bacchi, su verdadero nombre, pues desde entonces ya no escondió su gran objetivo: sepultar la sequía de veinte años de la ‘Canarinha’ sin ganar el máximo trofeo de fútbol.
Los números están del lado de este hombre canoso y de discurso filosófico para ilusionarse con el ‘hexa’, aunque su juego no seduce a muchos hinchas y viejas glorias, que lo consideran “retranqueiro” (ultradefensivo), pese a que su equipo ha anotado 166 goles en 76 juegos (recibió 27).
Desde que asumió, el 20 de junio de 2016, Tite logró 57 victorias, 14 empates y 5 derrotas, dos de ellas en juegos oficiales y muy dolorosas: contra Bélgica (2-1) en cuartos de Rusia 2018 y ante la Argentina de Lionel Messi (1-0), en la final de la Copa América 2021, nada menos que en el Maracaná.
A Catar se clasificó como líder invicto del clasificatorio sudamericano con puntaje récord (45 puntos en 17 partidos).