La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) advirtió que el sector agropecuario boliviano enfrenta un riesgo de pérdidas de hasta $us 400 millones debido a la escasez de diésel, que podría paralizar la cosecha de 400.000 hectáreas de soya en el Norte Integrado de Santa Cruz. Jaime Hernández, gerente general de Anapo, señaló que la falta de combustible, un problema que se ha agudizado en las últimas semanas, está frenando las labores de cosecha y también la siembra, lo cual pone en riesgo tanto la producción de invierno como la de verano.
“Tenemos 400.000 hectáreas que deberían estar listas para cosechar, lo que representa alrededor de 800.000 toneladas de grano”, explicó Hernández en entrevista con Unitel. Esta producción, valorada en 400 millones de dólares, podría perderse si no se garantiza el suministro de diésel a tiempo. La proximidad de la temporada de lluvias aumenta la urgencia, ya que el clima dificultará las labores de campo en caso de no poder comenzar a tiempo.
Escasez de diésel y su impacto en la producción agrícola
En las últimas semanas, el suministro de diésel en las zonas productivas ha caído de manera drástica. Según Hernández, el sector estaba recibiendo aproximadamente el 50% de la demanda habitual de combustible, pero en los últimos días el abastecimiento se ha reducido a cero. Esta situación ha paralizado la preparación de terrenos en el Norte Integrado, generando preocupación ante un posible desastre económico y productivo.
Demetrio Pérez, vicepresidente de la Cámara Agropecuaria de Pequeños Productores del Oriente (Cappo), destacó que la siembra de soya de invierno ha avanzado apenas un 5% debido a la falta de diésel. “La situación es extremadamente delicada. Si cae una nueva lluvia, las labores se complicarán aún más, y las pérdidas serán mayores”, advirtió Pérez.
Riesgos para la cadena productiva y el empleo
La soya, junto con el maíz y el sorgo, es esencial para la industria alimentaria en Bolivia, particularmente para los sectores avícola, porcino, lechero y ganadero. Hernández alertó que la falta de diésel no solo afecta la siembra de invierno, sino también la de verano, periodo en el que se prevé sembrar alrededor de 1,3 millones de hectáreas de soya y 200.000 de maíz y sorgo. Esta paralización pone en riesgo una cadena productiva que sostiene cientos de miles de empleos directos e indirectos en todo el país.
Urgen medidas gubernamentales
“Los productores necesitan el diésel de forma inmediata para asegurar la producción de alimentos”, enfatizó Hernández. Tanto Anapo como Cappo han hecho un llamado urgente al Gobierno para que intervenga y restablezca el suministro de combustible en las zonas productivas. La situación, catalogada como crítica, amenaza la estabilidad económica de Santa Cruz y el país en su conjunto.
Si la escasez de diésel persiste, la paralización de una de las principales actividades económicas de Bolivia podría derivar en una crisis de abastecimiento de alimentos en el mercado interno, afectando a toda la economía nacional.