Los rayos golpean la superficie de la Tierra unos 1.400 millones de veces en un año, alrededor de 44 veces por segundo, según afirma Met Office, el servicio meteorológico nacional de Reino Unido. Este espectáculo de luces beneficia a la Tierra porque mantiene su balance energético, es decir, el sistema que conserva la temperatura estable a pesar de recibir energía contante del Sol. También fija la cantidad de nitrógeno, lo que favorece el crecimiento de las plantas y limpia la atmósfera de contaminación.
Los rayos se producen cuando se produce una diferencia de carga eléctrica en zonas distintas de una nube, o entre una nube y el suelo. La carga eléctrica se debe a electrones libres, que se han separado de sus átomos. A medida que aumenta la diferencia de potencial eléctrico, el aire, que actúa como aislante, ya no puede soportar la energía acumulada. Lo que ocurre entonces es que se forma un canal en el aire por donde viajan los electrones entre una nube y otra, alcanzando una temperatura muy elevada e ionizando los átomos del aire, creando un puente entre las dos zonas. Esto da lugar a lo que conocemos como rayos.
La causa de la formación de los megarrayos, que son de mayor longitud de lo habitual, aún se desconoce con exactitud. Una probabilidad es que el tamaño de la nube influya. Para Christopher Emersic, físico de la Universidad de Manchester (Reino Unido), en este fenómeno, las descargas actúan como si fueran fichas de dominó, creando una reacción en cadena. Aunque los megarrayos no son frecuentes, Emersic sugiere que, si la temperatura sube, su frecuencia podría aumentar.
Antes, estos fenómenos naturales se observaban desde el suelo mediante antenas o radares, pero ahora se usan satélites como Geostationary Lightning Mapper (GLM). El GLM reconoce la luz que ilumina la nube para identificar al rayo y ubicarlo.
Los lugares más tormentosos
Gracias a estas nuevas tecnologías, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) registra los rayos que baten récords. En 2020, el más extenso fue de unos 768 kilómetros, registrado en EE UU. Esto equivale a la distancia que hay entre Londres (Reino Unido) y Hamburgo (Alemania). Ese mismo año también se produjo el de mayor duración con unos 17 segundos, que se originó entre Uruguay y el norte de Argentina.
Sin embargo, la zona donde es más probable que te parta un rayo es Venezuela. En 2017, una investigación de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) mostraba que, en el Lago Maracaibo (Venezuela), se dieron más de 200 rayos por kilómetro cuadrado en diez minutos de observación al día.