La crisis de abastecimiento de diésel ha encendido las alarmas en el sector agrícola de Santa Cruz, poniendo en riesgo la producción de alimentos para el país en los próximos meses. Los bloqueos en las principales rutas de acceso al departamento han dificultado la llegada de combustible, un recurso esencial para el trabajo agrícola. Este problema afecta particularmente al sector productor de oleaginosas, según informó Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo).
“Estamos sin diésel, y sin ese recurso el sector oleaginoso no puede garantizar la provisión de alimentos”, advirtió Hernández. La falta de combustible compromete el inicio de la cosecha de verano 2024-2025, programada para este mes de noviembre. La escasez de diésel afecta todas las etapas del ciclo productivo, desde la siembra hasta la cosecha, lo que pone en riesgo la disponibilidad de alimentos básicos en el país.
Además de la producción interna, la crisis también impacta las exportaciones. Las oleaginosas, que se destinan a mercados internacionales como Perú, Ecuador y Colombia, no pueden ser transportadas debido a los bloqueos en las rutas hacia el occidente. “La única vía para llegar a esos países está bloqueada, y eso detiene toda la cadena de exportación”, señaló Hernández. La situación amenaza los ingresos del sector y podría reducir el empleo en la región, agudizando la crisis económica.
Falta de medidas
Por su parte, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) convocó a una reunión con transportistas, gremialistas y representantes de la cadena productiva para analizar la situación y expresar su descontento. José Luis Farah, presidente de la CAO, cuestionó la falta de acciones concretas del Gobierno para garantizar el abastecimiento de diésel y despejar las rutas. “Nosotros, los productores primarios, junto a transportistas y gremialistas, estamos siendo tremendamente golpeados”, expresó Farah, quien hizo un llamado a las autoridades para liberar las vías y permitir la reactivación del sector.
Farah también criticó la falta de previsión en la política energética del país, recordando que la reducción de ingresos por la baja en las reservas de gas era una realidad anticipada desde hace más de una década. “Todos sabíamos que el gas se iba a agotar, pero no se tomaron medidas para encontrar alternativas que fortalecieran la economía”, subrayó el empresario. Agregó que, aunque Bolivia es un país con grandes recursos, las decisiones políticas han impedido que el país aproveche su potencial para asegurar un futuro próspero.
Seguridad alimentaria
La escasez de diésel no solo afecta al sector agrícola, sino también a la seguridad alimentaria del país. La disponibilidad de alimentos depende directamente de la producción y transporte en Santa Cruz, el principal centro agrícola de Bolivia. Cualquier interrupción en esta cadena de suministro tiene repercusiones inmediatas en los precios y la disponibilidad de productos básicos para la población.
Ante este escenario, el sector productivo y las organizaciones gremiales han hecho un llamado urgente al Gobierno para intervenir y garantizar el abastecimiento de combustible. Advirtieron que, de continuar la situación, las consecuencias para la economía y la seguridad alimentaria serán profundas y prolongadas.