El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Santa Cruz (Caincruz), Franz Javier Rivero, advirtió este viernes sobre una desaceleración significativa en las operaciones inmobiliarias, que incluye ventas, alquileres y contratos de anticrético, como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país.
“Hemos notado una ralentización en las operaciones. Ahora es más complicado cerrar ventas o alquileres en comparación con hace un año. La situación económica genera dudas e incertidumbre tanto en los vendedores como en los compradores”, declaró Rivero a Unitel.
Nuevas dinámicas en el mercado
El dirigente señaló que la falta de dólares en el sistema financiero formal ha alterado las dinámicas de negociación. Aunque las operaciones inmobiliarias se siguen realizando con el tipo de cambio oficial (Bs 6,96 a Bs 7 por dólar), la incertidumbre limita la capacidad de decisión de ambas partes.
“Los vendedores y arrendadores han ajustado sus expectativas, pero los compradores y arrendatarios enfrentan restricciones. Esto ha complicado el flujo normal de las transacciones”, explicó Rivero.
Propiedades fuera del mercado
Rivero también alertó sobre un fenómeno creciente: la retirada de inmuebles del mercado. “Muchos propietarios que inicialmente querían vender ahora están reconsiderando su decisión. Prefieren mantener sus propiedades o alquilarlas, lo que afecta directamente a las inmobiliarias, que no logran concretar negocios previstos”, aseguró.
Esta tendencia, según el dirigente, obedece a la búsqueda de liquidez en un entorno económico incierto. Sin embargo, ante la falta de estabilidad, los propietarios optan por estrategias más conservadoras, lo que reduce la oferta disponible para la venta.
Entre las principales causas que dificultan las operaciones, Rivero mencionó la falta de consenso sobre los precios. “Hay propietarios que ya no están seguros de que el precio que manejan sea adecuado, lo que los lleva a esperar un mejor momento para vender”, afirmó.
Un 2025 lleno de retos
De cara al futuro, Rivero anticipó que los efectos de la desaceleración serán desiguales, impactando de manera más severa a ciertos actores del sector. Calificó al 2025 como un “año incierto y desafiante”, instando a los involucrados a prepararse para un contexto económico complejo y cambiante.
La actual coyuntura económica representa un desafío significativo para el mercado inmobiliario boliviano, redefiniendo las decisiones de inversión y consumo. En este panorama, la necesidad de adaptarse a las nuevas condiciones será clave para superar los obstáculos y mantener el dinamismo del sector.