DW.- Rusia ordenó este lunes más evacuaciones en la región de Kursk, fronteriza con Ucrania, mientras intenta contener una ofensiva sin precedentes lanzada por las tropas de Kiev en su territorio.
Ucrania lanzó la semana pasada una sorpresiva operación a gran escala en la región rusa de Kursk, dos años y medio después del inicio de la invasión de Ucrania y tras meses de repliegue ante las fuerzas de Moscú en el frente oriental.
Esta ofensiva, que ha hecho huir a decenas de miles de personas, es el ataque más importante de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
La operación busca “desestabilizar” a Moscú y dispersar a las fuerzas implicadas en la invasión de Ucrania, declaró el domingo un alto cargo de seguridad ucraniano a la agencia AFP.
La ofensiva pareció tomar desprevenido al Ejército ruso, que el domingo reconoció que Ucrania penetró profundamente en su territorio al informar que había impedido “intentos de avance” en Tolpino, Juravli y Obshchi Kolodez, tres localidades situadas a unos 30 km de la frontera con la exrepública soviética.
Los avances fueron frenados por bombardeos aéreos, drones y artillería, así como con el envío de contingentes del agrupamiento “norte”, desplegado en la región ucraniana de Járkov, según la misma fuente.
“El objetivo es estirar las posiciones del enemigo, infligir el máximo de pérdidas, desestabilizar la situación en Rusia, porque son incapaces de proteger sus propias fronteras”, indicó el alto funcionario de seguridad ucraniano el sábado, bajo condición de anonimato.
El funcionario aseguró que “miles” de soldados ucranianos participan en la operación.