La casa de Ovidio Mamani, exdirigente de los ponchos rojos y al que acusan de haber usurpado representación de esa organización campesina para reunirse con el presidente del Estado, Luis Arce, en agosto pasado, fue quemada el sábado por la madrugada.
“El día sábado en la madrugada, los comunarios le han llamado a mi hermano, posteriormente a mi padre, luego me enteré yo (de la quema de mi casa). Nos hemos sorprendido con todo lo que ha pasado. Más que todo mi mamá y papá son los que lloran”, contó Mamani a la ANF.
La casa se encuentra en la provincia Omasuyos, municipio Chua Cocani, comunidad Cahuawa del departamento de La Paz, y se estaba deshabitada porque tres semanas antes los padres del exdirigente se fueron al cantón Compi.
Al anoticiarse sobre lo acontecido, Mamani se trasladó al lugar y sus vecinos le contaron que un día antes, el viernes, hubo un festejo por un trabajo que se ejecutó en el sector. Una joven pareja le relató que a medianoche escucharon ladrar al perro, pero por miedo no salieron de su casa.
Sus vecinos, que viven al frente, le dijeron que vieron que algo se quemaba, pero que no pensaron que se trataba de la casa Mamani, sino de pajas secas que hay en lugar.
Son tres las habitaciones que fueron afectadas por el fuego, pero en una se perdió todo, en ese cuarto estaban los muebles y frazadas, entre otras cosas.
“Vamos a presentar la denuncia, pero no queremos adelantar nada aún por estrategia; sabemos quiénes ha sido los autores”, afirmó.
El exdirigente expulsado de los ponchos rojos respaldó al Gobierno en la marcha por la democracia, que se realizó el 25 de agosto, afirmando que los ponchos rojos apoyan a la gestión de Luis Arce.
Sin embargo, en una asamblea en Warisata, los dirigentes de los ponchos rojos contestarios al Gobierno afirmaron que se iba a dar un “castigo ejemplificador” a Mamani y a todos los que lo acompañaron a la reunión con Arce para que no vuelvan a tomarse atribuciones de la provincia Omasuyos.
Los ponchos rojos le quitaron el respaldo al Gobierno porque no se cumplieron las promesas de gestiones pasadas ni se comprometieron grandes proyectos para el altiplano paceño, como se hace con el trópico de Cochabamba.