El sector privado boliviano expresó su rechazo contundente a la decisión del Gobierno de suspender temporalmente las exportaciones de aceite vegetal, argumentando que la medida afectará gravemente a la economía nacional y la competitividad de la industria. Esta postura se da en respuesta al anuncio realizado anoche por el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca, quien justificó la medida como una acción necesaria para garantizar el abastecimiento interno del producto.
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) cuestionó la decisión, señalando que podría provocar la pérdida de mercados internacionales en un momento crítico para el país, donde la falta de dólares ya genera preocupación. Gary Rodríguez, gerente del IBCE, destacó que, días antes, las propias autoridades gubernamentales identificaron que el problema de la escasez y el alza de precios del aceite no recaía en las industrias oleaginosas, sino en la cadena de comercialización. “Una decisión como esta provoca incertidumbre y daños tanto para las industrias como para la economía del país”, afirmó Rodríguez.
Por su parte, Jean Pierre Antelo, presidente de la Cámara de Industria y Comercio, calificó la medida como un golpe al sector productivo que tendrá repercusiones negativas en la economía. “Crisis y suspensión de exportaciones: la receta para el colapso. Hoy es el aceite, ¿y mañana? El Gobierno asfixia al sector productivo, ignora su responsabilidad y destruye el futuro del país”, manifestó Antelo en la red social X (antes Twitter).
El ministro Huanca explicó que la suspensión se decidió tras reuniones con representantes de las industrias oleaginosas, distribuidores mayoristas y grandes consumidores. Según el Gobierno, durante inspecciones realizadas en mercados, se detectó que, aunque había aceite disponible, la oferta era limitada y los precios estaban por encima del rango establecido, de Bs 11 a Bs 13 por litro.
Implicaciones para la economía
El sector privado advierte que esta medida podría ahondar la incertidumbre económica y desalentar la inversión en el sector productivo. La pérdida de mercados internacionales a raíz de la suspensión de exportaciones no solo podría reducir los ingresos en dólares para el país, sino también deteriorar la competitividad de las industrias bolivianas en un contexto global.
La medida, aunque busca garantizar el abastecimiento interno, pone en tensión la relación entre el Gobierno y el sector productivo, mientras se debaten las posibles soluciones a la crisis de precios y suministro.