Desde la noche del miércoles, la Policía Boliviana ha desplegado un operativo en la ciudad de La Paz para localizar al exministro de la Presidencia de la gestión de Evo Morales, Juan Ramón Quintana, quien enfrenta una orden de aprehensión por presuntos delitos de terrorismo, alzamiento armado contra la seguridad del Estado y atentados contra miembros de organismos de seguridad, entre otros cargos graves.
El operativo policial comenzó en la zona de Sopocachi, donde Quintana tiene su residencia. Los efectivos llegaron hasta el lugar y exhibieron una orden de allanamiento emitida por el Juzgado Penal Anticorrupción 14 de La Paz, pegando el documento en la puerta del domicilio del exministro. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente la presencia de Quintana en su vivienda, pero fuentes extraoficiales han señalado que podría estar escondido.
Este operativo se produce pocas horas después de la captura de dos dirigentes vinculados al ala radical del movimiento “evista”: Humberto Claros, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), y Ramiro Cucho, del Consejo de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq). Ambos líderes son acusados de terrorismo, financiamiento del terrorismo y alzamiento armado, relacionados con el bloqueo de 24 días que paralizó el país y generó millonarias pérdidas.
La búsqueda de Quintana marca un punto álgido en la tensión política y social del país, que enfrenta divisiones profundas tras los recientes conflictos. La orden de aprehensión y los cargos en su contra reflejan el endurecimiento del Gobierno en su política de seguridad y su determinación de aplicar medidas estrictas contra quienes considere responsables de acciones desestabilizadoras.
La situación ha captado la atención de la ciudadanía y medios de comunicación, que observan atentamente el avance del operativo y las posibles repercusiones de este caso en el escenario político. Además de los cargos específicos, la figura de Quintana representa, para muchos, un símbolo de las tensiones entre el Gobierno actual y los sectores afines al expresidente Morales, en un momento en el que Bolivia intenta retomar la estabilidad tras una serie de conflictos internos y desafíos económicos.