EFE.- El Parlamento chileno aprobó este martes reducir de 45 a 40 horas semanales la jornada laboral, una ley con gran apoyo ciudadano que aún debe ser promulgada por el presidente Gabriel Boric para entrar en vigor.
La norma, que cuenta también con el beneplácito tanto de los sindicatos como de las patronales empresariales, fue aprobada por casi todos los partidos con representación política y convierte a Chile en el tercer país de la región, tras Ecuador y Venezuela, en fijar la jornada en 40 horas semanales.
“Hoy día ha quedado demostrado que, aunque algunos pensaran que era imposible avanzar en una mejor calidad de vida para los trabajadores de nuestro país, sí se puede”, dijo tras la votación la ministra de Trabajo y Previsión Social, Jeanette Jara.
La medida, que podría ser promulgada el 1 de mayo con motivo del Día del Trabajador, propone una rebaja inicial de 45 a 44 horas laborales a la semana durante el primer año de vigencia de la ley.
La segunda reducción será hasta las 42 horas a partir del tercer año, mientras que la meta de 40 horas se alcanzará en el quinto.
Jara destacó que la ley fue respaldada por una “contundente mayoría”, pues solo contó con la negativa del ultraderechista Partido Republicano, y recordó que la reducción de la jornada laboral “es una demanda que viene de muchos años atrás”.
“Agradecemos a muchos sectores de la oposición que dieron el paso y se sumaron al oficialismo. Creemos que esto se hace por el bien de todo Chile”, añadió.
El proyecto inicial fue presentado en 2017 por el Partido Comunista -una de las formaciones políticas con las que gobierna Boric-, pero enfrentó muchas complicaciones durante sus primeras discusiones parlamentarias.
“La política demostró que puede estar a la altura de los desafíos que le plantea el pueblo de Chile. (…) Quiero agradecer a los trabajadores y a todos los que estando en la oposición dieron el paso al frente”, indicó por su parte la vocera oficial, Camila Vallejo, una de las impulsoras del proyecto inicial.
El mandatario progresista, que introdujo algunos cambios al proyecto inicial como la gradualidad, le dio un nuevo impulso el pasado año y en agosto pidió al Parlamento tramitarlo de manera “urgente”.
Una vez promulgada, Chile se convertirá, junto a Ecuador y Venezuela, en una excepción en la región, donde la jornada laboral en la mayoría de los países es de 48 horas semanales.