Gizmodo.- Sabemos que Betelgeuse se muere. La estrella gigante roja que corona la constelación de Orión pronto colapsará dando lugar a un espectáculo único. La cuestión que divide a los científicos es cuándo lo hará exactamente. Un nuevo estudio hecho por astrónomos de la Universidad Tohoku, en Japón, sugiere que quizá incluso vivamos para verlo.
El problema con la palabra “pronto” es que en términos astronómicos puede significar desde unas pocas décadas a cientos o miles de años. Los astrónomos comenzaron a fijarse ansiosamente en Betelgeuse a finales de 2019, cuando su brillo descendió de forma dramática. Diferentes observaciones lograron confirmar que el cambio se debió a una enorme nube de gas y polvo expulsada por la propia estrella, pero poco después los cambios en su luminosidad continuaron, avivando la hipótesis de que la estrella está en su ciclo final de vida.
Ahora mismo, las fuerzas internas que se debaten en el núcleo de Betelgeuse hacen que la estrella se comprima y se expanda en pulsaciones cortas y largas que los astrónomos pueden estudiar precisamente midiendo los cambios en la luminosidad de cada ciclo. Las pulsaciones se suceden cada 2200, 420, 230 y 185 días. Las pulsaciones cortas hacen que la estrella adquiera un tamaño de entre 800 y 900 el de nuestro Sol, mientras que las pulsaciones largas que se repiten cada 2.200 días aumentan el diámetro de la estrella hasta 1.300 veces nuestra estrella.
Lo que los astrónomos de Tohoku explican en su estudio es que la diferencia entre ambas pulsaciones es muy grande, lo que indica que la estrella está quemando sus últimas reservas de carbono a un ritmo mucho más acelerado de lo que se pensaba, y que por tanto el momento en el que la estrella colapse está más cercano. Probablemente sea cuestión de unas décadas, lo que convierte a la supernova resultante en un fascinante objeto de estudio, el primero que podría estudiarse con todo lujo de detalles usando tecnología moderna. Betelgeuse está a 650 años luz de la Tierra, así que para el común de los mortales significa que veremos una estrella muy brillante en el cielo nocturno que después desaparecerá para dejar la constelación de Orión cambiada para siempre.