Litzie Escobar
Allá por 1969, los hermanos Víctor (+), Vicente, Jorge (+), Remi, Lidia, Zenón, Moisés y Carlos Estrada Pacheco, crean la fraternidad Urus del gran Poder, realizaban actuaciones en diferentes teatros, viajaron a Perú y Argentina para hacer sus presentaciones. Ya por el año 1972, decidieron crear la danza del caporal, que años más tarde se convertiría un baile popular en Bolivia y varias ciudades del mundo.
Carlos Estrada Pacheco, en entrevista con Enfoque News, dijo que, junto a sus ocho hermanos, durante su juventud, fueron motivados a crear esta danza al ver la vestimenta del caporal de la comunidad de Tocaña, ubicada a unos 45 minutos del centro urbano de Coroico, al norte del departamento de La Paz.
“Un de nuestros tíos, Alberto Pacheco Villegas, fue a los Yungas para traer a los negritos a una presentación y vinieron con su vestimenta de domingo, pollera bonita y su manta, los varones su sombrerito y ahí había un capataz, un caporal con pantalón ancho, botas y su látigo”, detalló.
Tocaña es una comunidad compuesta por habitantes afrobolivianos, es conocida por ser la cuna de la saya, sus primeros pobladores llegaron a Bolivia hace más de 150 años.
Según Carlos, esto nace de la inquietud de su hermano mayor Víctor, que crea la fraternidad Urus del Gran Poder.
“Bailábamos kullawada, llamerada, diablada, negritos, waca waca, era como un tipo ballet, haciendo presentaciones en el teatro, también fuimos a Argentina y Perú”, señaló.
La historia de la danza
La danza del caporal se creó en 1969 en la zona Chijini de la ciudad de La Paz, actualmente Santuario Jesús del Gran Poder. La primera fraternidad de caporales la conformaban casi un centenar de personas, entre hombres y mujeres, tanto de la familia Estrada Pacheco como sus amistades y vecinos.
“Hemos tenido muchos pasos hasta 1980, hemos obtenido premios por esta danza que nació como una inquietud, no pensábamos que esto iba a ser grande, era la alegría de unos jóvenes, yo tenía 15 años y mis hermanos entre 19, 20 y 22 años”, relató nuestro entrevistado.
En esa época ya había los grupos de danza de los negritos de Candombes, de Chunchulaya y de Villa Victoria, que acompañaban sus danzas al son de los bombos, huanchas, maracas y timbar, se ponían cascos de churcos y se pintaban de negro y siempre había un caporal, que era el mandamás.
“Mis hermanos se inspiraban en las letras y música, ellos empezaron a bailar junto con el grupo folklórico Los Payas que tocaban tuntuna tuntuna”, dijo Lidia, hermana de Carlos.
De ahí en adelante, la letra de las músicas para el caporal era inspirada en la tuntuna, cada uno de los hermanos inventaba los ritmos para que suene mejor, se reunían casi a diario.
La elaboración de los trajes
En un principio, bailaron solo 30 parejas, compuestas por un hombre y una mujer, mismos que tenían que confeccionar sus trajes a mano.
Al ver cómo se vestían los negritos de Tocaña, los Estrada decidieron que las mujeres vistan una pollera arriba de la rodilla, bombacha, corto por dentro y lleno de encajes, eran de color rojo y blanco.
En ese entonces, no tenían dinero para hacer confeccionar los trajes. Los primeros trajes para varón fueron diseñados con tela piel de lobo, faja, botas, látigo y su cascabel, parecido al de la chacarera.
Una de sus hermanas (Lidia) no quería participar vistiendo el traje de mujer y bailó de varón, ahí nace el “macho caporal”.
“En 1973 me puse a bailar de macho caporal, mi traje era todo brilloso, tenía una blusa que llevaba gasa en las mangas, lentejuelas y todo lo necesario. Nosotros mismos confeccionamos nuestro trajes”, explicó Lidia.
Aseguró que ella era la única mujer de macho caporal en ese momento, por lo mismo bailaba sola como figura e iba adelante.
Con el pasar de los años el traje de caporal ha sido mejorado con más arreglos. “En la actualidad se ve que ya hay recursos, la juventud hace más gastos y lo han mejorado”, indicó Carlos Estrada.
En el caso del traje de la mujer ha sido modificado y el tamaño de la pollera se redujo muy por encima de la rodilla, lo cual desagradó a la familia Estrada que abogó porque se conserve el modelo original.
Las nuevas generaciones
La segunda generación de la familia Estrada, compuesta por los hijos de los fundadores, participó a nivel internacional, uno de ellos llevó la danza a Perú y la expandió por varias ciudades obteniendo la participación de muchos jóvenes y adultos.
Esa generación participó por primera vez, entre 1990 y 1995, en la entrada del señor del Gran Poder.
Ya para el 2011, durante la presidencia de Evo Morales, mediante una ley, se reconoce y se declara patrimonio al caporal boliviano.