La situación en Bolivia se ha intensificado tras un cruce de declaraciones entre el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, y el expresidente Evo Morales. Luego de que bloqueadores afines a Morales, conocidos como “evistas”, dejaran a un policía herido de gravedad, Del Castillo acusó al exmandatario de instigar un ataque armado contra las fuerzas policiales, usando dinamita y armas de fuego.
A través de sus redes sociales, Del Castillo manifestó su rechazo a las acciones de Morales, afirmando: “No solo todo lo que dice es mentira, sino que usted es quien tiene gente armada y mandó a atacar a las fuerzas policiales con dinamita y armas de fuego”. El ministro subrayó su compromiso con la institución policial, asegurando que no la dejará sola en la “lucha por la verdad contra la impunidad”.
Las acusaciones surgieron tras un conflicto en Parotani, Cochabamba, donde la Policía intervino en los bloqueos. Antes de esta intervención, Morales había denunciado en sus redes que el Gobierno movilizó a 200 efectivos policiales y militares para emboscar a los manifestantes. En respuesta, Del Castillo declaró que es Morales quien “está bloqueando y asfixiando a las familias bolivianas”.
Estos bloqueos, que hoy cumplen 12 días, tienen su epicentro en rutas de Cochabamba, bastión político de Morales. Según los manifestantes, buscan evitar la posible aprehensión de Morales en el marco de un proceso judicial por presuntos delitos de trata de personas y estupro. Sin embargo, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, ha señalado que los “evistas” también están utilizando la crisis económica como una “pantalla” para justificar sus protestas.
El conflicto entre Morales y el Gobierno actual muestra una creciente tensión dentro del partido oficialista, el Movimiento al Socialismo (MAS), y plantea un desafío para la estabilidad social y política en Bolivia.