Un informe presentado por Milenio señala que hasta el año 2025 los ingresos de exportación del gas no podrán cubrir el monto de subsidio de importación de combustibles.
De acuerdo al documento, en siete años, Bolivia pasó de ser exportador neto de hidrocarburos a convertirse en importador neto, lo cual supone un riesgo para su seguridad energética. En efecto, la creciente dependencia de la gasolina y el diésel importados expone al país a sufrir eventos de escasez de combustibles y eventualmente de falta de gas natural.
Asimismo, menciona que de darse esta situación aumentará la presión sobre el TGN, justamente cuando el gobierno tiene un déficit fiscal por encima del 7% del PIB por ocho años consecutivos.
La producción de gas natural se redujo 35% desde el año 2015, por ello se observa las dificultades del país para cumplir con sus compromisos de exportación.
“Nuestros dos únicos mercados externos se contraen. Esto ocurre porque tanto Argentina como Brasil vienen incrementando su producción de gas, de manera que requieren cada vez menos comprar el gas boliviano. Entretanto, con el crecimiento del consumo interno de gas, a un ritmo promedio anual de 3%, Bolivia muy probablemente necesitará importar gas en un futuro no lejano. Es la tormenta perfecta que sobreviene, y sin que haya posibilidades reales de revertir esta delicada situación en el corto plazo”, menciona el documento.
Menos exportación de gas, más importación de combustibles
El Informe de Milenio sobre la economía de Bolivia N° 45 (junio de 2023), mostró que la producción de gas natural descendió 8% en 2022 con relación al volumen producido en 2021. No hubo descubrimientos de gas que mejorarán la razón reservas/producción (Reserve Production Ratio).
Los ingresos por exportación de gas en 2022 se incrementaron 33% más que en 2021, debido al aumento de su precio en los mercados externos, pero los volúmenes de exportación bajaron de 32.09 MMmcd a 27.48 MMmcd (14% menos), a raíz del descenso de la producción gasífera, y por la disminución de la demanda brasileña y argentina. En contraste con la caída de los volúmenes exportados, el consumo interno de gas creció 10% respecto al consumo de 2021. Por cierto, este aumento del consumo doméstico incide en una menor disponibilidad de volúmenes de gas para exportar.
Mientras tanto, el valor de las importaciones de diésel y gasolina se incrementó 96% y 110%, respectivamente, en 2022, al mismo tiempo que subieron los volúmenes importados de diésel (3.7%) y gasolina (41%). Estos notables incrementos obedecen tanto al aumento del precio del crudo en los mercados externos, como a la mayor demanda de combustibles en Bolivia. Esto último, junto con el congelamiento de los precios domésticos, genera un incremento sostenido de los subsidios al consumo doméstico y, por tanto, un drenaje continuo de divisas del Banco Central.