La marcha liderada por sectores afines al expresidente Evo Morales arribó este lunes a la ciudad de El Alto con el objetivo de avanzar hacia la plaza Murillo, en La Paz, y entregar un pliego petitorio al Gobierno. Las demandas planteadas abarcan aspectos económicos, sociales y políticos, y han generado un nuevo foco de presión en un contexto de crisis y tensiones internas en el Movimiento Al Socialismo (MAS).
“Esto es una marcha pacífica en defensa de la canasta familiar. Los bolivianos están sufriendo hambre. Este gobierno no ha sabido regular el precio de la canasta familiar, por eso pedimos que se atienda al pueblo boliviano”, declaró Pedro Llanque, dirigente del movimiento.
Entre los puntos principales del pliego destacan la regulación del abastecimiento de dólares y combustibles, así como la liberación de personas detenidas que los manifestantes consideran “presos políticos” encarcelados de forma “injusta”. Llanque también instó al Defensor del Pueblo a asumir un mayor compromiso con estas demandas y advirtió que, de no hacerlo, exigirán su destitución.
La marcha, que partió el pasado viernes desde Patacamaya, ha estado encabezada por el senador del MAS Leonardo Loza y otros dirigentes vinculados al ala evista del partido. Evo Morales, sin embargo, no participó en la movilización, ya que permanece en el trópico de Cochabamba, donde se resguarda tras emitirse una orden de aprehensión en su contra por un caso de presunta trata de personas.
El Gobierno calificó la protesta como “política y violenta”, aunque Loza desestimó estas acusaciones y defendió el carácter pacífico de la marcha. “Nos dicen que somos violentos, que estamos yendo a La Paz a hacer un golpe de Estado. Están temblando. Esta marcha no tiene por qué generar violencia o maltratos”, aseguró el legislador.
La llegada de los movilizados a El Alto intensifica la presión sobre el Ejecutivo, que ya enfrenta un clima de creciente polarización política y una economía debilitada.