RT.- El presidente Luiz Inácio Lula da Silva evitó lo que habría sido su primera gran derrota. El conservador Congreso de Brasil validó este jueves su reforma ministerial, horas antes de que venciera el plazo para su aprobación.
Sin el visto bueno del Legislativo, la estructura del gobierno habría perdido 17 de sus 37 carteras (31 ministerios y 6 órganos con estatus de ministerio), entre ellas Planificación, Pueblos Indígenas, Igualdad Racial, Transportes o Industrial. Es decir, se habría vuelto a la misma conformación ejecutiva del gobierno anterior, comandado por el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Ayer, los senadores apoyaron el texto con 51 votos a favor, 19 en contra y una abstención. Un trámite más rápido que el que hicieron la víspera los diputados, donde tras más de 12 horas de acalorado debate y cesiones por parte del lulismo, se aprobó por una mayoría holgada de 337 votos a favor, 125 en contra y una abstención.
Cesiones e inversiones
Para conseguir la aprobación, el gobierno tuvo que liberar casi 350 millones de dólares en ‘enmiendas parlamentarias’, recursos para inversiones en los estados y municipios de los legisladores interesados. Una práctica muy típica de la política brasileña.
Pero eso no fue la única cesión que tuvo que hacer Lula, que carece de suficiente fuerza en el Legislativo para sacar adelante tus proyectos sin nada a cambio.
Días atrás, el mandatario tuvo que aceptar cambios propuestos por los legisladores, como el planteamiento para quitarle competencias a las carteras de Medio Ambiente y Asuntos Indígenas.
A la primera cartera le quitó la gestión del catastro, donde deben registrarse todas las propiedades rurales y que sirve para mapear las invasiones de tierra y el control de las áreas deforestadas.
A la segunda, la despojó del poder de demarcar las tierras de los pueblos originarios para pasar la competencia a la cartera de Justicia.
Eso provocó un gran disgusto de las ministras Marina Silva y Sonia Guajajara, quienes arremetieron duramente contra esas modificaciones impuestas por la poderosa bancada del agronegocio, uno los grandes pilares del bolsonarismo.