La Justicia brasileña ordenó la libertad de Diego Marset Alba, hermano del presunto narcotraficante Sebastián Marset. El joven estaba con prisión provisional con posible extradición; sin embargo, se comprobó que la documentación brasileña de Diego Marset era “original” y que “no perdió la nacionalidad”.
Diego Marset Alba fue arrestado en el marco de una operación que apuntaba a desmantelar las actividades delictivas del clan Marset. A pesar de las sospechas y la presión regional, principalmente de Paraguay y Bolivia, que consideraban la detención un avance significativo en la lucha contra el narcotráfico, su situación legal dio un giro inesperado.
Santiago Moratorio, el abogado a cargo de la defensa de Marset, explicó a los medios que su cliente en realidad no tenía cargos imputables y que, además, se encontraba en prisión provisional a la espera de un proceso de extradición que, sostuvo, no se llevaría a cabo.
Moratorio enfatizó que se había verificado la autenticidad de la documentación brasileña de Diego Marset y que este no había renunciado a su nacionalidad brasileña. Basado en el principio jurídico de que Brasil no extradita a sus nacionales, la defensa logró inclinar la balanza a favor de la liberación de su cliente.
La Policía Federal de Brasil había señalado a Diego Marset como una pieza clave en la operativa de su hermano Sebastián, describiéndolo como intermediario en constantes viajes entre Bolivia y Paraguay, facilitando así las transacciones ilícitas. Además, lo identificaban como la persona encargada de realizar los pagos a organizaciones criminales para asegurar el flujo de narcóticos.
Tras su liberación, Diego Marset ha salido del foco público, aunque la sombra de las actividades de su hermano Sebastián amenaza con mantener su nombre bajo vigilancia por parte de las autoridades y la opinión pública por tiempo indefinido.