El municipio de Ixiamas, ubicado en el norte del departamento de La Paz, ha sido declarado en emergencia debido a un devastador incendio forestal que, desde la semana pasada, ha consumido vastas áreas de bosque y sembradíos. Pese a los esfuerzos incansables de los bomberos voluntarios y comunarios, el fuego ha seguido avanzando, afectando tanto la biodiversidad como la vida de los habitantes.
Las llamas han destruido cultivos de plátano y cacao, principales fuentes de sustento para la región. Víctor González, un bombero voluntario de la comunidad, perdió todos sus sembradíos mientras combatía el fuego en otro sector. “Todo el trabajo de nuestro defensor bombero voluntario se quemó totalmente”, informaron los Defensores Voluntarios Tudaray-Ixiamas en un comunicado. Este testimonio ha conmocionado a la comunidad, destacando el sacrificio personal de quienes luchan en la primera línea contra el fuego.
La situación es crítica en ambos lados de la carretera que conecta Ixiamas con Tequeje, donde el incendio, que comenzó en la comunidad de Santa Fe, se ha salido de control. “Ya no se puede respirar”, comentó una comunaria afectada, relatando la difícil situación que viven los habitantes y los bomberos que enfrentan el fuego. Dos cuadrillas de voluntarios han sido desplegadas: una con 12 bomberos en Santa Fe y otra con 15 en Tequeje, pero el avance de las llamas no se detiene.
Las quejas por la falta de respuesta oportuna ante los llamados de auxilio también han surgido entre los comunarios. “No hemos tenido apoyo a tiempo”, lamentó una residente de la zona. Mientras tanto, la amenaza de que el fuego alcance la toma de agua de Tudaray, que abastece de agua potable al área urbana de Ixiamas, mantiene en vilo a la población, según advirtió Paola Guerra, miembro de los Bomberos Voluntarios Tudaray.
En respuesta, la Gobernación de La Paz ha informado que está coordinando con las autoridades locales para implementar un plan de ayuda y mitigar los daños, aunque la magnitud del desastre sigue siendo preocupante.
Los incendios forestales en Ixiamas no solo representan una crisis ambiental devastadora, sino también una amenaza directa para las vidas y medios de subsistencia de sus habitantes. Las autoridades y la comunidad enfrentan el reto de controlar una situación que parece empeorar cada día.