DW.- “Irán comenzó la producción de uranio enriquecido por primera vez en Fordow”, informó la agencia de noticias independiente iraní Isna. Esta planta subterránea, situada a 180 kilómetros al sur de Teherán, fue reformada para mejorar su capacidad, según las autoridades.
“Como respuesta a la Resolución de la Junta de Gobernadores, la Organización de la Energía Atómica (de Irán) ha incrementado el uranio al 60 % en la central nuclear de Fordow”, informó por su parte la agencia estatal IRNA.
El país persa, además, ha inyectado con gas dos cascadas de centrifugadoras del tipo IR-2 y IR-4 en la instalación de Natanz y prepara otras dos para ello.
Irán ya enriquece uranio al 60% en otras instalaciones diferentes a Fordow, pero el anuncio es un nuevo desafío al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Sus reservas de uranio enriquecido, en diferentes purezas (2%, 5%, 20% y 60%), asciende a 3.673,7 kilos, frente a los 300 kilos permitidos (con una pureza máxima del 3,67%), bajo el acuerdo nuclear firmado por Irán con seis grandes potencias en 2015 y conocido por JCPOA (sus siglas en inglés).
Del total, 62,3 kilos están enriquecidos al 60%, -un nivel cercano a lo necesario para una bomba atómica- y que Teherán justifica por fines médicos.
Pelea por el acuerdo de 2015
Irán responde así a la resolución presentada por Estados Unidos, Alemania, Francia y el Reino Unido, y respaldada por la UE y otros diez países comunitarios, que pide a Teherán que dé los pasos necesarios para “facilitar explicaciones técnicas creíbles” sobre las trazas de uranio de origen artificial encontradas en tres instalaciones que Teherán nunca declaró como parte de su programa atómico.
Las autoridades iraníes han afirmado que la resolución, aprobada el 10 de noviembre, tiene “objetivos políticos y está destinada a incrementar la presión sobre la República Islámica de Irán”.
Irán negocia desde hace meses con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con Estados Unidos la restauración del pacto de 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones y que abandonó en 2018 el entonces presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.
La Unión Europea (UE) presentó en agosto un texto definitivo para revivir el acuerdo, pero Irán ha puesto como condición que la agencia nuclear de la ONU cierre la investigación sobre el hallazgo de trazas de uranio no declaradas por Teherán.