Desde noviembre, las lluvias y las inundaciones en Bolivia han causado la muerte de 16 personas, informó este miércoles el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes. Entre las víctimas se encuentra un bebé de ocho meses, arrastrado por el caudal del río Piquendo en Alto Beni, departamento de La Paz.
“Por las lluvias, 16 personas han perdido la vida, incluyendo al bebé recuperado en Palos Blancos”, confirmó Calvimontes en una conferencia de prensa.
Ocho departamentos afectados
Las precipitaciones han impactado a ocho de los nueve departamentos del país, siendo Oruro el único que no registra emergencias graves. Según el viceministro, tres municipios han declarado estado de emergencia y otros 36 están afectados, lo que incluye a 229 comunidades en diversas regiones.
El balance hasta ahora contabiliza 10.880 familias afectadas y 5.133 clasificadas como damnificadas. Asimismo, 355 viviendas han sufrido daños, mientras que 199 quedaron completamente destruidas.
Heladas y granizadas agravan la situación
Además de las lluvias, otros fenómenos climáticos, como heladas y granizadas, han complicado aún más la situación para las comunidades vulnerables. Desde noviembre, cinco departamentos han declarado emergencias debido a estos eventos extremos. Entre las localidades más afectadas están San Lucas, en Chuquisaca, e Independencia, en Cochabamba.
En total, se reportaron 219 comunidades impactadas, con 9.892 familias afectadas y 4.388 damnificadas. Como parte de la respuesta gubernamental, el viceministerio de Defensa Civil ha entregado ayuda humanitaria a 603 familias, incluyendo 18,3 toneladas de suministros básicos.
Preocupación en La Paz, Pando y Cochabamba
Las autoridades han alertado sobre un posible incremento en los deslizamientos y el desborde de ríos en los departamentos de La Paz, Pando y Cochabamba, donde la situación sigue siendo crítica.
Brigadas de Defensa Civil permanecen desplegadas en estas regiones, brindando apoyo y atención a las familias afectadas. La prioridad, según Calvimontes, es garantizar la seguridad de las comunidades y mitigar los riesgos asociados a las intensas precipitaciones.