Agencias.- Hasta ahora, ha sido el primer caso reportado en el mundo de este tipo. Médicos explican que, aunque el desgarro espontáneo de la tráquea es poco común, puede llegar a ser potencialmente mortal.
Un hombre se hizo un pequeño agujero en la tráquea luego de intentar contener un estornudo. Así lo contó un informe de caso publicado en la revista académica BMJ Case Studies, en el que se analizó lo que sucedió y los científicos explicaron que, hasta donde tienen conocimiento, se trata del primer caso en el mundo de este tipo.
Según se cuenta en la investigación, publicada el pasado 1 de diciembre, el suceso ocurrió mientras el hombre conducía su automóvil y experimentó una reacción alérgica que le hizo querer estornudar, pero, en vez de hacerlo, sofocó la sensación pellizcándose la nariz y cerrando la boca.
El estudio menciona que, si durante un estornudo la nariz y la boca están cerradas, se podría generar una presión 20 veces mayor a la que se acumula durante el acto de estornudar como tal.
En el caso del hombre, la presión resultó ser tan grande, que le abrió un agujero de 2 por 2 milímetros en la tráquea. Tuvo que dirigirse a urgencias y, cuando llegó, ya tenía fuertes dolores, hinchazón y dificultad para moverse. Cuando los médicos lo examinaron, también escucharon un leve crujido, aunque el hombre no tenía problemas para hablar, respirar o tragar.
Momentos después, le practicaron una radiografía que confirmó que se trataba de un enfisema quirúrgico. Esto, en pocas palabras, es una afección en la que el aire queda atrapado debajo de las capas de tejido más profundas de la piel. En su caso, el desgarro se encontraba entre el tercer y cuarto hueso de la vértebra de su cuello. Además, el aire se había acumulado en el espacio del pecho entre sus pulmones.
Los médicos concluyeron que el desgarro fue causado por una “rápida acumulación de presión en la tráquea al estornudar con la nariz tapada y la boca cerrada”. Si bien dictaminaron que el hombre no necesitaba cirugía, sí le indicaron que se quedara en el hospital durante dos días para garantizar que sus niveles de oxígeno y otros signos vitales se mantuvieran estables. Luego fue dado de alta con receta de analgésicos y la precaución de no realizar ninguna actividad física intensa.
Cinco semanas después, el hombre volvió al centro médico para que le practicaran una tomografía y así analizar el estado de su tráquea. Los resultados confirmaron que la herida había sanado por completo.
Aunque el hombre sufrió heridas leves, los médicos involucrados dijeron que su caso debería ser una advertencia para los demás: “Se debe advertir a todo el mundo que no reprima los estornudos pellizcando la nariz mientras mantiene la boca cerrada, ya que puede provocar una perforación traqueal”, se lee en el estudio de BMJ Case Studies.
Se conoce que el desgarro espontáneo de la tráquea es poco común pero potencialmente mortal. Solo se han informado unos pocos casos y, por lo general, son causados por traumatismos físicos o lesiones posteriores a un procedimiento médico, como la extirpación quirúrgica de la glándula tiroides o la inserción de un tubo en la tráquea. Dependiendo de dónde esté el desgarro y de si los signos vitales del paciente son estables, generalmente se necesita cirugía para reparar el daño, escribieron los autores del informe del caso.