El área de Iñiguazú, ubicada en el departamento de Tarija, se perfila como un potencial megacampo de gas natural en Bolivia, con un reservorio estimado en más de 1 trillón de pies cúbicos (TCF). De confirmarse esta estimación, Iñiguazú podría situarse en la misma categoría que Margarita y San Alberto, dos de los yacimientos más importantes del país.
El anuncio fue realizado por Jerry Fletcher, gerente general de YPFB Chaco, quien destacó que la zona cuenta con infraestructura existente, lo que permitiría una explotación rápida en caso de confirmarse su potencial. Para evaluar el recurso, YPFB Chaco firmó el pasado 30 de enero un memorándum de entendimiento con la empresa brasileña Fluxus Bolivia S.A.
El estudio inicial, denominado Proyecto Inicial Exploratorio (PIE), busca determinar el volumen real del reservorio, cuyos resultados se esperan para junio. “Si el informe es favorable, se procederá con la negociación y posible firma de un contrato de servicios petroleros para avanzar con las actividades exploratorias”, explicó Fletcher, según informó la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Impacto para Bolivia
El desarrollo de Iñiguazú podría representar un impulso significativo para la industria gasífera boliviana en un momento clave para el sector. Este potencial descubrimiento no solo fortalecería el abastecimiento de gas para el mercado interno, sino que también podría reforzar las exportaciones y generar ingresos en divisas para el país.
Fletcher subrayó que, en caso de confirmarse el potencial del yacimiento, su desarrollo sería inmediato gracias a la infraestructura disponible. “Estaríamos ingresando a una fase estratégica, que incluiría la negociación de un contrato de servicios petroleros para ejecutar actividades exploratorias y consolidar el desarrollo del área”, destacó.
De concretarse este proyecto, Bolivia podría reforzar su posición como uno de los principales productores de gas en la región, asegurando recursos energéticos estratégicos para los próximos años. Los resultados del estudio exploratorio serán clave para definir el futuro de Iñiguazú y su impacto en la economía nacional.