Durante los 10 días que duró el veto a las exportaciones de aceite comestible, entre el 6 y el 16 de diciembre, el sector oleaginoso de Bolivia reportó pérdidas económicas estimadas en 50 millones de dólares, informó Danilo Velasco, presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb).
“El sector oleaginoso aporta al país 2.400 millones de dólares en divisas, de los cuales 600 millones corresponden al comercio de aceites. En los días en que el Gobierno restringió las exportaciones, perdimos alrededor de 50 millones de dólares”, señaló Velasco en una conferencia de prensa en La Paz.
La medida, implementada para garantizar el abastecimiento del mercado interno, fue levantada el lunes tras la regularización del suministro. No obstante, Velasco calificó la decisión de “error”, argumentando que perjudicó al sector productivo y exportador sin atacar problemas estructurales como el contrabando y la especulación.
“Fue un error imponer esta medida que dañó al país. Esa es la postura del sector oleaginoso, especialmente en Santa Cruz, donde se concentra la mayor parte de la producción”, afirmó Velasco, quien también instó a crear condiciones más favorables para las exportaciones. Actualmente, el 80% de la producción de aceite se destina a mercados internacionales, mientras que el 20% se dirige al consumo interno.
Cuestionamiento
Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), también criticó las restricciones, asegurando que el desabastecimiento no es responsabilidad de la industria formal, sino de intermediarios y contrabandistas. “El desabastecimiento tiene su origen en el contrabando y los intermediarios, no en la industria formal”, afirmó Camacho.
Amilkar Rocha, presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM), coincidió en que el veto fue un “error estratégico”, especialmente en un contexto de escasez de dólares en el país. “Los ingresos por exportaciones, como el aceite, son esenciales. Estas decisiones abruptas deben llevarnos a reflexionar, tanto al Gobierno como a los bolivianos”, sostuvo.
Rocha advirtió que este tipo de medidas afectan no solo a la producción nacional, sino también a los mercados internacionales que dependen de productos bolivianos. “Hoy fue el aceite, mañana podría ser la leche, el cemento o cualquier otro producto. Estas decisiones socavan la confianza de los mercados externos y generan problemas a largo plazo”, alertó.
Precios regulados
Velasco también cuestionó la vigencia de la banda de precios establecida en 2008, que fija el precio del litro de aceite en el mercado interno en 10 bolivianos. Según el representante, los costos de producción han subido considerablemente, mientras que el contrabando hacia países vecinos, donde el producto se vende hasta tres veces más caro, distorsiona el mercado. “En Perú, el aceite cuesta tres veces más que en Bolivia”, explicó.
El sector industrial insiste en que las restricciones a las exportaciones no abordan las causas subyacentes, como la especulación y la intermediación. Rocha subrayó la importancia de que el Gobierno enfoque sus esfuerzos en regular la distribución interna y controlar a los actores que influyen en el precio final.
“Cerrar las exportaciones no resuelve el problema. Se deben mejorar los controles en la cadena de distribución y regular a los intermediarios”, enfatizó el presidente de la ICAM.