Santa Cruz atraviesa uno de los peores desastres ambientales en su historia, con más de 5 millones de hectáreas consumidas por incendios forestales, superando el récord nacional de 2019. El coordinador del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), Jhonny Rojas, informó que las condiciones climáticas adversas y la falta de lluvias en la región de la Chiquitanía complican el control del fuego.
Según Rojas, el cambio de dirección del viento hacia el sur en Santa Cruz ha acelerado el avance de los incendios. Las autoridades estiman que más del 50% de las áreas afectadas son zonas protegidas a nivel nacional, y los satélites, debido a la densa humareda, no han logrado registrar toda la extensión del daño. Sin embargo, se espera un reporte más detallado al finalizar la jornada.
Comparativa histórica y factores humanos
El Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) reporta que en 2019 se quemaron 5.215.960 hectáreas a nivel nacional, con 3.440.326 hectáreas afectadas solo en Santa Cruz. Este año, las cifras superan ambos registros, sumando además 1.458.711 hectáreas en Beni y más de 83.000 en La Paz. Esta nueva marca histórica subraya la magnitud del desastre que afecta a múltiples departamentos.
Rojas subrayó que la solución no depende solo de contar con más bomberos o equipo especializado, sino en evitar que las personas continúen iniciando fuegos. Señaló que entidades como la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) y el Ministerio Público deben intensificar su labor para frenar los desmontes ilegales y los avasallamientos, principales causantes de los incendios.
Municipios más afectados y llamado a la acción
Los municipios más gravemente impactados son San Rafael, San Ignacio de Velasco, Concepción y San Matías, donde las emergencias se han fusionado, creando complejos de incendios de difícil control. Rojas reiteró la urgencia de que el Gobierno nacional declare desastre por incendios forestales para recibir asistencia internacional y mejorar los esfuerzos de combate.
Este devastador panorama destaca la necesidad urgente de tomar acciones concretas no solo para apagar las llamas actuales, sino para prevenir futuros desastres ambientales de esta magnitud.