El gigante estadounidense de los semiconductores Micron Technology Inc prevé un duro golpe en sus finanzas después de la prohibición por parte de China de la venta de sus chips de memoria a las industrias nacionales. Una medida que abre el último capítulo en la disputa por esta industria entre Estados Unidos y China.
Según el regulador chino, Micron, el mayor fabricante estadounidense de chips de memoria, no superó un test de seguridad de su red y pidió a los operadores de infraestructuras clave no comprar a la empresa.
China comenzó a investigar a Micron en marzo para analizar los productos vendidos en el país. La Administración de Ciberseguridad concluyó que sus productos “presentan posibles problemas de seguridad de red relativamente graves, que suponen un riesgo de seguridad importante para la cadena de suministro de infraestructuras de información críticas de China y afectan a la seguridad nacional del país”.
Y agregó: “Los operadores de infraestructuras críticas de información en China deben dejar de comprar productos de Micron”.
Esta definición de “infraestructuras críticas” es tan amplia que incluye sectores que van desde el transporte hasta la sanidad.
Micron reaccionó señalando haber recibido la determinación. “Estamos evaluando la conclusión y valorando nuestros próximos pasos”, añadieron.
Una decisión sin “fundamentos”
“Nos oponemos firmemente a las restricciones que no tienen fundamento”, comentó un portavoz del Departamento de Comercio de Estados Unidos. “Esta acción, junto con las recientes redadas y ataques a otras empresas estadounidenses, es incompatible con las afirmaciones (de China) de que está abriendo sus mercados y comprometida con un marco regulatorio transparente”, aseguraron desde la Casa Blanca.
Washington y Beijing llevan meses enfrentados, pero las últimas semanas aumentaron las visitas de las autoridades chinas a la empresa estadounidense de diligencia debida Mintz Group y a la consultora de gestión Bain.
Micron es el primer fabricante de chips estadounidense que ha sido objetivo de China. Mientras que Washington ha implementado una serie de controles a la exportación de determinados componentes y herramientas de fabricación de chips estadounidenses. Unas medidas que impiden a China utilizar esta tecnología para aumentar su capacidad militar.
Según Micron, alrededor del 10% de los 30.800 millones de dólares de ingresos anuales del año pasado procedieron de China.