El gobierno boliviano ha decidido no declarar estado de excepción tras los enfrentamientos en el Chapare, donde fuerzas de seguridad y grupos de civiles protagonizaron actos de violencia. El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, confirmó que las Fuerzas Armadas no intervinieron en los conflictos que involucran a sectores afines al expresidente Evo Morales y aseguró que la ayuda brindada por el Ejército fue exclusivamente humanitaria.
El domingo, una patrulla de la Policía que realizaba un operativo antinarcóticos ingresó a la Novena División de Ejército en Chapare, llevando a un agente herido. Poco después, un helicóptero evacuó al uniformado y a otros agentes en una acción descrita por Novillo como de “emergencia humanitaria”, luego de lo cual el Ejército permitió que una turba de manifestantes se llevara dos vehículos policiales. Estos vehículos fueron posteriormente destruidos y quemados por los pobladores, quienes exigían su entrega al afirmar que habían sido usados en una persecución contra Morales.
Gobierno niega implicación en operativo
Novillo negó categóricamente las acusaciones de que el Ejército o el Ministerio de Defensa estuvieran involucrados en un supuesto plan contra Morales, tal como lo afirman seguidores del exmandatario. También desmintió que el presidente Luis Arce haya tratado este operativo en una reunión con su gabinete tras su regreso de la cumbre de los BRICS en Rusia, como sugirió Morales.
Contexto y tensiones políticas
El conflicto en Chapare se enmarca en un bloqueo que lleva ya dos semanas y que busca presionar al gobierno para garantizar la candidatura de Morales y desestimar los procesos judiciales en su contra. Uno de estos procesos involucra una relación con una menor de edad en 2015, hecho que ha sido motivo de controversia.
El gobierno ha instado a realizar investigaciones para esclarecer los sucesos recientes y califica las acusaciones de intento de asesinato como parte de una estrategia de Morales para victimizarse en medio de una coyuntura política complicada.