Agencias.- El arzobispo Georg Gänswein comentó este miércoels que el Papa emérito Benedicto XVI “se apaga como una vela: lenta y serenamente”, confirmando el “grave estado” del prelado.
“En cuanto a las condiciones de salud del papa emérito, por quien el papa Francisco pidió una oración al final de la audiencia general de esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento por el avance de la edad”, informó, por su parte, el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni. Y añadió: “La situación por el momento sigue bajo control, seguida constantemente por los médicos”.
Además, Francisco, que en la audiencia general dijo que Benedicto, de 95 años, estaba “muy enfermo”, se desplazó al monasterio donde reside el emérito para visitarle, explicó Bruni, lo que para muchos sonó como una despedida, sin que hayan trascendido detalles de ese encuentro.
Francisco nunca había pedido hasta ahora oraciones por la salud del papa emérito, por lo que sus palabras suscitaron preocupación.
Desde 2023 vive acompañado por su secretario y cuatro mujeres laicas
La última fotografía del emérito la publicó el pasado 1 de diciembre la Fundación Joseph Ratzinger, cuando recibió en su residencia a los dos galardonados con el premio que lleva su nombre, el biblista francés Michel Fédou y el jurista judío Joseph Weiler.
Desde el 2 de abril de 2013, cuando Joseph Ratzinger regresó al Vaticano como papa emérito tras su renuncia, vive rodeado de su “familia” vaticana, formada por su secretario y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto “Memores Domini”, que pertenece al movimiento Comunión y Liberación, que se reparten las tareas de la casa y se ocupan de las necesidades del papa emérito.
Los últimos meses los ha pasado en silencio, excepto a inicios de año cuando tuvo que salir al paso de las acusaciones sobre cómo había gestionado algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Múnich y que habían surgido en el informe redactado por la Iglesia alemana sobre la pederastia.
Benedicto XVI, el primer papa en renunciar al pontificado desde tiempos de Gregorio XII, a principios del siglo XV, ha salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos, una vez para visitar a su inseparable hermano en el hospital y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de que morir.
La confirmación del agravamiento de la salud del emérito ha provocado una cascada de oraciones, como pedía Francisco, y han sido muchos los creyentes que han mostrado su tristeza, incluido su zapatero, el peruano Antonio Arellano, que lleva más de 30 años en Italia y también se ocupó de los zapatos de Juan Pablo II.
Aunque Benedicto XVI era “un cliente como todos los demás”, Arellano reconoció a EFE que la emoción “fue muy grande” cuando acudió a su negocio: “Un Santo Padre, nuestro representante de la Iglesia cristiana, te emocionas al verlo”, aseguró antes de desearle “mucha vida y que sane pronto”.