En 2004, el Centro Una Brisa de Esperanza (CUBE) nació en Cochabamba con un propósito claro: brindar apoyo a familias afectadas por la violencia sexual infantil. La iniciativa, liderada por Brisa de Angulo, José Miguel Angulo y Stella Losada bajo el respaldo de MAP Bolivia, marcó el inicio de un arduo camino para visibilizar una problemática profundamente arraigada en la sociedad. Hoy, 20 años después, lo que comenzó como un equipo de tres personas se ha transformado en la Fundación Una Brisa de Esperanza (FUBE), una organización con más de 20 profesionales dedicados a la atención integral de víctimas y sobrevivientes.
Desde su creación, CUBE enfrentó un contexto adverso. La violencia sexual infantil, aunque alarmante, permanecía invisibilizada en Bolivia, incluso entre las instituciones encargadas de atenderla. “No conocíamos la magnitud del problema”, admite Verónica Roque, coordinadora de FUBE.
El respaldo de organizaciones internacionales como MAP International y Tierra de Hombres Holanda fue crucial para cimentar el proyecto. En su primer año, CUBE atendió 40 casos, principalmente orientados a brindar apoyo y orientación. Con el tiempo, el alcance creció exponencialmente: más de 2.400 víctimas han recibido atención, y el 95 % de los casos culminaron en condenas, una muestra del compromiso de la organización con la justicia.
Un modelo integral de atención
FUBE se caracteriza por un enfoque interdisciplinario que abarca atención psicológica, social y legal. “La violencia sexual afecta no solo a las víctimas, sino a su entorno familiar”, explica Roque. Por ello, el equipo de psicólogas, abogadas y trabajadoras sociales recibe formación integral para intervenir desde una perspectiva
basada en evidencia, asegurando un acompañamiento efectivo.
Además, la Fundación desarrolla programas de prevención y capacitación, organizando talleres y congresos dirigidos a profesionales y operadores de justicia. Estas iniciativas buscan fortalecer las capacidades técnicas para atender a las víctimas de manera empática y especializada.
Terapia familiar: clave para la sanación
Uno de los pilares de FUBE es la terapia familiar sistémica. “La violencia sexual no solo daña a la víctima; también desestructura a su entorno”, señalan desde la Fundación. A través de sesiones terapéuticas, actividades grupales y recreativas como repostería, bisutería y peluquería, se busca empoderar a los niños, niñas y adolescentes, ayudándoles a recuperar el control sobre sus vidas.
Un sistema judicial con retos pendientes
Aunque FUBE ha logrado avances significativos, el acceso a la justicia sigue siendo un desafío en Bolivia. Según Carmen Arispe, profesional de la Fundación, “la cons
tante rotación de personal en las defensorías y la falta de capacitación adecuada afectan a las víctimas”. Estas deficiencias prolongan los procesos judiciales, obligando a las víctimas a esperar años para obtener justicia.
La Fundación también trabaja en la modificación de leyes obsoletas, como las relativas al estupro, y aboga por la imprescriptibilidad de los delitos de violencia sexual.
El
motor detrás de la Fundación: Brisa de Angulo
El rostro visible de FUBE es Brisa de Angulo, una abogada, psicóloga y activista cuyo trabajo se inspira en su propia experiencia como sobreviviente de violencia sexual. A los 15 años, Brisa enfrentó el abuso de un familiar cercano, lo que marcó su vida y le dio una misión clara: transformar el dolor en acción para proteger los derechos de los niños y niñas.
Con estudios en neuropsicología, un doctorado en Derecho por la Rutgers University y más de dos décadas de experiencia, Brisa ha impulsado reformas legales y creado un modelo de intervención replicado internacionalmente. Su labor ha sido reconocida con premios como el CNN Heroes y el World of Children Award.
Un legado de esperanza
A través de la Fundación, Brisa y su equipo han impactado profundamente la vida de miles de sobrevivientes, promoviendo la sanación, la justicia y la prevención. En el marco del Movimiento de Valientes, una iniciativa que lidera para erradicar la violencia sexual infantil en América Latina y el Caribe, Brisa continúa luchando por cambiar las normas sociales, asegurar el castigo para los agresores y garantizar la reparación integral de las víctimas.
Con 20 años de labor incansable, FUBE se mantiene como un pilar en la defensa de los derechos de los más vulnerables, recordando que incluso ante la adversidad más devastadora, la esperanza y la acción pueden marcar la diferencia.