AFP.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvo sus previsiones de crecimiento para la economía mundial en 2023, pese a los signos de flaqueza mostrados por varias economías importantes, según su informe publicado este martes durante sus reuniones anuales.
La institución proyecta un crecimiento mundial del 3% para 2023, tal como estimó en julio, y de 2,9% para 2024, una décima menos.
Para América Latina y el Caribe, el FMI mejora su previsión respecto a la de julio, con un crecimiento de 2,3% para 2023 y 2024 (0,4 y 0,1 puntos porcentuales más respectivamente).
“Tenemos una economía mundial que continúa recuperándose de la pandemia y de la guerra en Ucrania, y al mismo tiempo, un crecimiento que sigue siendo débil comparado con los datos históricos. Observamos asimismo divergencias crecientes”, declaró durante una rueda de prensa en línea el economista jefe del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas.
Existen contrastes tanto entre las economías avanzadas como entre los principales países emergentes: las previsiones de algunos mejoran muy sensiblemente mientras que las de otros, sobre todo en Europa, progresan muy lentamente o incluso presentan una leve recesión.
Y esto se debe, sobre todo, a las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania. En cuanto a la inflación, aunque tienda a la baja prácticamente en todo el mundo, se está demorando en ceder, lo que obliga a los bancos centrales a mantener sus políticas monetarias restrictivas, que endurecen el crédito.
El FMI anticipa una inflación más alta que la que preveía hace tres meses, tanto para este año (6,9% a nivel mundial) como para el próximo (5,8%, es decir, 0,6 puntos más de lo que preveía en julio).
“La inflación está a la baja pero [decrece] menos rápido y la inflación subyacente [que excluye la alimentación y la energía] es persistente. Las proyecciones anticipan cada vez más un aterrizaje que no será suave”, detalló Gourinchas.
Así las cosas, el FMI recordó la importancia de no suavizar demasiado rápidamente las políticas restrictivas, por el riesgo de que la inflación dure aún más tiempo.
Desaceleración en América Latina
Para Latinoamérica y el Caribe hay una mejora del pronóstico para este año, pero esta previsión representa una desaceleración con respecto a 2022 (4,1%), a causa de unas políticas monetarias más estrictas, el bajo crecimiento de las economías avanzadas y una caída del precio de las materias primas.
En el caso de Brasil, el FMI anticipa un crecimiento de 3,1% (un punto porcentual más del estimado en julio) y para México, el fondo también mejoró sus previsiones y proyecta un crecimiento de 3,2% gracias en parte a la reestructuración de las cadenas de abastecimiento entre China y Estados Unidos, que le benefician.
Argentina, en cambio, va a registrar una contracción de 2,5% en 2023, con una inflación proyectada de 121,7% para este año.
Alemania en recesión
Entre las economías avanzadas, las señales más inquietantes vienen de Alemania, con una recesión cada vez más segura para este año, con una contracción del PIB 0,5%, más marcada de lo previsto, y una débil recuperación el año próximo (0,9%). En julio, el FMI esperaba datos mejores.
Alemania, que es la mayor economía europea, estuvo el año pasado rezagada frente a otros países del G7 y este año se perfila que sea la única nación de su región que esté en recesión.
El resto de economías europeas parecen resistir: las previsiones para Francia mejoran levemente para este año (se espera un crecimiento de 1%, 0,2 puntos porcentuales más de lo anticipado en julio), en tanto España permanece fuerte (2,5% para 2023).
La economía italiana sigue en terreno positivo este año (+0,7%) y fuera de la Unión Europea, el Reino Unido continuará confrontado a un crecimiento flojo (+0,5%).
Al otro lado del Atlántico, la situación es otra. Se espera que la economía estadounidense crezca 2,1% en 2023, dejando atrás la recesión vaticinada durante mucho tiempo por numerosos economistas. No obstante, su ritmo se desacelerará sensiblemente en 2024, a 1,5%.
El FMI confirma la desaceleración del crecimiento de China (+5% este año, +4,2% en 2024), en un contexto de crisis de su sector inmobiliario, responsable en gran parte del crecimiento del gigante asiático.
En cuanto a Rusia –cuyas previsiones de hace un año apostaban por una fuerte recesión– debería terminar el año con un crecimiento de 2,2%, gracias sobre todo al aumento del gasto público vinculado a la guerra en Ucrania y a una acentuación del déficit público.