El actor, narrador y mentor Tino Lozada Gómez, conocido por generaciones como el querido “Abuelito Tino”, falleció a los 91 años, según confirmaron Radio Fides y Cadena A. Su destacada trayectoria dejó una profunda huella en el teatro, la radio y la televisión de Bolivia.
Lozada se convirtió en un ícono de la infancia boliviana desde la década de 1960, dando vida a un personaje que transmitió valores, ternura y sabiduría a través de la pantalla y las ondas radiales. Su carrera comenzó en 1954 bajo la dirección de Carlos Cervantes, conocido como el “Padre del Teatro Boliviano”, y alcanzó su máximo esplendor con el inolvidable “Abuelito Tino”.
El radialista Andrés Rojas, quien dio a conocer la noticia, expresó: “¡Gracias por tanto, Tino Lozada Gómez! Nuestras más sentidas condolencias a su digna familia”.
Un legado imborrable
El talento de Lozada para el arte se manifestó desde una edad temprana, cuando destacaba en la declamación y en la creación de muñecos de papel durante sus años escolares. Su incursión en la radio lo llevó a trabajar en emisoras emblemáticas como Radio Illimani, La Paz y Continental, donde dio vida al entrañable “Abuelito Tino”. Este narrador de cuentos infantiles no solo marcó la programación de su época, sino que también se convirtió en un símbolo cultural.
En 1969, con la llegada de la televisión a Bolivia, Lozada adaptó su personaje al nuevo medio, consolidando una figura icónica. Vestido con barba, bastón, gafas y un traje oscuro, “El Abuelito Tino” se ganó el cariño de miles de niños, convirtiéndose en una referencia en la formación de valores y en el estímulo de talentos emergentes, entre ellos César Galindo, Milenka Peña y John Arandia.
Lozada también exploró otras facetas de su talento con personajes como “Jhony Taicons”, una figura cómica que conectaba con las vivencias cotidianas del pueblo boliviano, mostrando su versatilidad como artista.
Un pilar de la cultura nacional
A lo largo de su trayectoria, Tino Lozada fue un defensor del arte como herramienta de educación y formación. Su trabajo trascendió el entretenimiento, dejando una marca indeleble en la cultura boliviana.
“El Abuelito Tino era palabra mayor en la pantalla; educaba y formaba con ternura y sabiduría”, destacó en una de sus últimas entrevistas.
Con su partida, el mundo artístico boliviano pierde a un pilar fundamental. Sin embargo, su legado vivirá en las memorias de quienes crecieron con sus relatos y en el talento de aquellos que encontraron inspiración en su ejemplo.