Bolivia enfrenta un retroceso económico reflejado en la caída de las exportaciones, que al cierre de septiembre sumaron $us 6.787,9 millones, un 19% menos que en el mismo periodo de 2023, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En comparación con los $us 8.391,7 millones registrados entre enero y septiembre del año pasado, el descenso equivale a una pérdida de $us 1.603,8 millones. Esta contracción en el comercio exterior ocurre en un escenario de desaceleración económica que también afecta las importaciones, estancadas en $us 8.453,9 millones.
Escasez de divisas y freno productivo
El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, advirtió sobre las graves implicaciones de esta caída en las exportaciones, destacando la presión adicional que ejerce sobre las ya limitadas reservas de divisas en el país.
“La economía crece menos porque exportamos menos y porque producimos menos. Las importaciones también están disminuyendo”, afirmó Rodríguez, quien atribuyó esta situación a factores como bloqueos sociales, falta de combustibles y una creciente escasez de dólares, que dificultan la capacidad productiva y comercial de Bolivia.
Sectores más afectados
El informe del INE detalla que la caída en las exportaciones afectó principalmente a tres sectores clave de la economía:
1. Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca: Este sector registró una disminución del 9,3%, pasando de $us 431,8 millones en 2023 a $us 391,5 millones en 2024.
2. Hidrocarburos: Las exportaciones de gas natural, uno de los productos emblemáticos de Bolivia, retrocedieron un 18,5%, con ingresos que bajaron de $us 1.563,6 millones en 2023 a $us 1.274,8 millones en 2024.
3. Industria manufacturera: Este sector experimentó la mayor contracción proporcional, con una caída del 36%. Las ventas externas se redujeron de $us 4.328,5 millones a solo $us 2.772 millones.
Desafíos y oportunidades
La disminución de las exportaciones genera preocupación no solo por la pérdida de divisas, sino también por el impacto directo en la actividad productiva y el crecimiento económico del país. Sectores como los hidrocarburos y la industria manufacturera, tradicionalmente pilares del comercio exterior, reflejan las limitaciones de un modelo económico que requiere diversificación y mayor resiliencia ante las crisis internas y externas.
Además, los conflictos sociales, la falta de combustibles y la escasez de dólares continúan siendo barreras estructurales que dificultan la recuperación económica. Expertos coinciden en la necesidad de políticas públicas enfocadas en promover la competitividad, incentivar la inversión productiva y garantizar un entorno económico estable para potenciar el comercio exterior.
Expertos sostienen que la contracción de las exportaciones bolivianas al cierre del tercer trimestre de 2024 subraya la vulnerabilidad de la economía nacional ante factores internos y externos. Sin medidas urgentes y estructurales, la capacidad del país para generar divisas y sostener su crecimiento económico podría verse comprometida en el mediano plazo.
Importaciones caen
En septiembre, las importaciones alcanzaron los 684,8 millones de dólares, lo que representa una caída del 10% en comparación con agosto, cuando sumaron 759 millones de dólares. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta disminución se atribuye al aumento de los costos de transporte internacional, el encarecimiento de las transacciones comerciales y los elevados niveles de inflación en las economías de los países proveedores.
En el acumulado de enero a septiembre de 2024, las importaciones registraron una contracción del 16%. Entre las categorías más afectadas destacan los equipos de transporte, junto con sus piezas y accesorios, que tuvieron una caída del 31%. Por su parte, los bienes de capital disminuyeron en un 19%, mientras que los combustibles y lubricantes retrocedieron un 14% y los suministros industriales, un 12%.
Estos datos reflejan los desafíos económicos globales y sus efectos en el comercio exterior del país, en un contexto marcado por la inflación internacional y la volatilidad de los costos logísticos.