Desde el año 2007 hasta la actualidad, la deuda externa se ha multiplicado por más de seis veces, llegando a $us 13.408 millones a septiembre de 2023, según un estudio de la Fundación Jubileo presentado este jueves en la ciudad de Cochabamba.
El documento titulado “La deuda pública de Bolivia 1970-2022”, menciona que, en el pasado reciente, la deuda externa se incrementó durante y después del periodo de bonanza. El proceso de contratar más deuda pública fue contradictorio en una etapa de superávit fiscal que se registró en ocho gestiones sucesivas (2006-2013).
Desde el final de la bonanza y a partir del periodo de desaceleración (2014), el país arrastra dificultades macroeconómicas que ya anticipaban una crisis, señala el estudio de Jubileo.
A pesar de que los ingresos del sector hidrocarburos cayeron desde 2015, el Gobierno continuó con la expansión del gasto, con base en un mayor y acelerado endeudamiento, en el marco de su política o modelo de estimular la demanda interna a través del gasto.
Es así que, por un lado, ante la constante expansión del gasto, y en un contexto de limitados ingresos, se ha registrado un profundo déficit fiscal y constante endeudamiento; y, por otro lado, una caída de reservas internacionales, en el marco de un tipo de cambio congelado, indica.
El documento señala que se tiene un déficit fiscal bastante profundo además de prolongado, porque ya son 10 años consecutivos con déficit, lo que refleja la compleja situación por la que atraviesan las finanzas públicas en términos de su sostenibilidad.
Actualmente, afirma, se ha llegado a una situación límite. El déficit y endeudamiento se tornan insostenibles, con riesgo de default (impago) y las reservas prácticamente se han agotado. El país está nuevamente en riesgo de una crisis de deuda después de cuatro décadas.
La tendencia de los últimos años, hasta la actualidad, ha sido mantener las políticas o el modelo económico, lo que ha significado postergar los ajustes necesarios pendientes; es decir, los problemas macroeconómicos a costa de mayor endeudamiento, apunta el estudio.
“La deuda que se ha contratado y que se está contratando en los últimos años no es beneficiosa para el país, no genera retornos, puesto que, en realidad, la inversión ha estado cayendo en los últimos años. Básicamente está orientada a alimentar un modelo que no funciona. Se contrata deuda interna para sostener gastos altos. Y deuda externa para gastos y para contener parcialmente la caída de Reservas Internacionales (crisis de balanza de pagos). Ambos son problemas generados por el modelo actual y, en lugar de solucionarlos, el país se ha seguido endeudado para postergar los problemas”, complementa.
Jubileo recomienda la utilización de reglas fiscales dirigidas al manejo eficiente del gasto público y la mayor generación de ingresos. Estas deberían orientarse, según la fundación, en una primera etapa, a reducir el déficit fiscal para luego, en una segunda etapa, dirigirse a mantener un balance fiscal equilibrado. La disminución del déficit se podría realizar reduciendo gastos corrientes prescindibles.
Más allá de lo económico, la principal preocupación también es social, por el riesgo de los retrocesos en términos del empleo, el poder adquisitivo de la gente y la reducción de la pobreza, alerta.
El estudio de Jubileo considera necesario afrontar estos problemas, que no empezaron ayer y no se resolverán de inmediato, requiere la decisión de realizar ajustes y reformas en otra dirección.
“A partir de un sinceramiento sobre los problemas que se tiene y las limitaciones actuales del Estado, es necesario un diálogo abierto y sincero, que conduzca a una concertación nacional”, concluye.