Agencias.- Los incendios forestales que se reactivaron el sábado en Viña del Mar, en la región central chilena de Valparaíso, convertida en un infierno por las llamas que devoran los cerros y dejan varios muertos, zonas evacuadas y un enorme rastro de destrucción.
El número de personas que han fallecido producto de los devastadores incendios que desde el viernes están arrasando la región central de Valparaíso, a 100 kilómetros de Santiago, aumentó a 56 y las autoridades chilenas se refirieron a la tragedia como la de mayor gravedad desde el terremoto de 2010, que dejó 525 víctimas y miles de heridos.
El presidente Gabriel Boric sobrevoló en helicóptero la región afectada, con focos de fuego entre 80 y 120 km al noroeste de la capital. “Sabemos que estas (víctimas) irán a ir en aumento”, enfatizó el mandatario chileno en su momento, cuando se confirmaban 40 víctimas mortales.
“Después del terremoto del 2010, los incendios forestales en Valparaíso serán la situación de emergencia que más víctimas ha generado en Chile en el último tiempo”, dijo en una rueda de prensa la ministra del Interior, Carolina Tohá, quien advirtió de que el número de muertos podría ser “mucho más alto” con el paso de las horas.
Una densa nube de humo se alzaba de nuevo sobre esta zona turística, sometida a las altas temperaturas en pleno verano austral. Las autoridades decretaron toque de queda nocturno a partir de las 21h00 locales (00h00 GMT) y emitieron nuevas alertas de evacuación, si bien aún se desconoce el número exacto de personas que han tenido que salir de sus hogares.
“El toque de queda busca disminuir la presión en materia de abastecimiento, la prioridad es abastecer de combustible a los medios de emergencia”, con el apoyo del Ejército chileno, explicó el subsecretario del ministerio del Interior, Manuel Monsalve.
Caminando entre el humo, miles de personas volvieron el sábado en la mañana a sus casas destruidas por los “incendios sin precedentes” que mantienen en emergencia a Viña del Mar, Valparaíso y otras regiones del centro y sur de Chile.
“Esto era un infierno, explosiones. Intenté ayudar al vecino a apagar su auto, mi casa se estaba empezando a quemar por detrás. Era una lluvia de cenizas”, relató a la AFP Rodrigo Pulgar, un chofer que perdió casa en El Olivar, uno de los sectores más arrasados por las llamas el viernes en la tarde.
“Estaremos ahí como gobierno para ayudarlos a levantarse”, se limitó a indicar el presidente Boric tras el sobrevuelo. Apoyados por helicópteros y aviones, bomberos y voluntarios que luchan contra las llamas en los cerros de varios puntos del país.