Agencias.- Los sondeos en el Reino Unido apuntan a un resultado claro: una casi total desaparición del Partido Conservador en el poder. Tras 14 años en la oposición, el Partido Laborista parece listo para volver al Gobierno con una amplia mayoría.
Los datos de las encuestas sugieren que la frustración por el estado de la economía es una de las principales razones. Según el Pew Research Center, sólo el 22 por ciento de los posibles votantes cree que la economía británica está en buena forma.
No son buenas noticias para un partido que ha tenido una década y media para imponer su visión económica al país. Sin embargo, el Gobierno se aferra a algunos datos económicos moderadamente positivos de los últimos meses, como razón por la que aún se puede confiar en él para dirigir la sexta economía del mundo.
La economía británica salió de la recesión en el primer trimestre de 2024, con un crecimiento del 0,6 por ciento, mejor de lo esperado. La inflación también ha caído hasta el objetivo del Banco de Inglaterra, del 2 por ciento, por primera vez en tres años, lo que refuerza las expectativas de que el banco central recorte sus tipos de interés clave a finales de este verano.
Andrew Goodwin, de Oxford Economics, afirma que hay indicios de recuperación económica. “En el contexto de los dos últimos años, la economía va razonablemente bien”, declaró a DW. “Hay un crecimiento sostenido, aunque no al ritmo que se vería normalmente en las primeras fases de una recuperación”.
Preocupación de los votantes
No obstante, “las políticas económicas no suelen atraer mucho a los votantes, y los partidos se han centrado en gran medida en otras cuestiones”, afirma Goodwin. Así que la política económica no ha sido un gran tema de debate durante la campaña electoral, pese a que “las presiones del coste de la vida y la falta de financiación de los servicios públicos son dos factores clave en el deseo de cambio de los votantes”, dice.
Creon Butler, responsable de economía global y finanzas en Chatham House, cree también que el clima económico está motivando a los votantes, en particular, la cuestión de la inflación. Y afirma que la financiación de los servicios públicos es una cuestión muy importante para los electores.
¿En qué se diferencian los dos grandes partidos?
Aunque ambos partidos discuten sobre diversas cuestiones, entre ellas, sobre cómo impulsar la productividad y el crecimiento del PIB, muchos comentaristas han señalado que sus políticas económicas no difieren demasiado.
Sin embargo, Creon Butler considera que la perspectiva de un Gobierno laborista tras 14 años de Gobierno conservador significa que podría producirse un cambio económico fundamental. “Es importante no subestimar el hecho de que el enfoque general sería muy diferente porque la filosofía es diferente”, dice.
Según él, el Partido Laborista difiere fundamentalmente de los conservadores en tres áreas de la política económica: el papel del sector público, la regulación y la actitud hacia la Unión Europea.
Y es en las relaciones con la UE donde probablemente el impacto de un Gobierno laborista se sentiría más rápidamente. Aunque el líder laborista Keir Starmer ha evitado cuidadosamente hablar del Brexit desde que asumió el cargo, los conservadores han intentado presentar una victoria laborista como “mala para el Brexit”.
Butler afirma que los laboristas tienen menos “lastre” que los conservadores en lo que respecta a la UE y que, si bien no desean necesariamente reabrir las negociaciones en torno, por ejemplo, a la reincorporación a la Unión Aduanera, sí estarán dispuestos a desarrollar unas relaciones UE-Reino Unido más cordiales y productivas que en los últimos años.
Sin embargo, subraya que, gane quien gane las elecciones, el impacto a largo plazo de la salida de la UE seguirá teniendo una influencia desmesurada. Diversos estudios han demostrado que el PIB británico es hoy entre un 2 y un 3 por ciento inferior al que sería si no se hubiera producido el Brexit.