El Gobierno nacional autorizó la importación de semillas de soya transgénica como parte de un plan para incrementar la producción agrícola, según anunció el viceministro de Políticas de Industrialización, Luis Siles, tras una reunión con representantes de la industria oleaginosa en Santa Cruz.
La medida incluye la aprobación de dos variedades de semillas modificadas genéticamente: Soya Intacta MON87701 x MON89788, autorizada el 19 de octubre, y HB4, habilitada el 28 de octubre. Ambas prometen mejorar los rendimientos agrícolas y ofrecer soluciones ante condiciones adversas como la sequía.
La semilla HB4, desarrollada con el gen HaHB4 del girasol, es promovida por la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo). Este gen proporciona tolerancia a la sequía, un factor crucial en un contexto de cambio climático y variabilidad ambiental.
Además, el Gobierno anunció un crédito productivo con una tasa de interés del 0,5% anual para los productores de soya, en un intento por dinamizar el sector y garantizar su competitividad en el mercado internacional.
Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en 2023, Bolivia exportó 3,2 millones de toneladas de soya, generando $1.750 millones. Sin embargo, hasta septiembre de 2024, las exportaciones han disminuido a 708.000 toneladas, con ingresos de $523 millones, lo que refleja la necesidad de fortalecer la producción.
Organizaciones como la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), que representa a unos 70.000 productores, han destacado el potencial de esta medida para impulsar al sector oleaginoso, aunque persisten debates sobre los impactos ambientales y sociales del uso de semillas transgénicas.
El anuncio marca un paso significativo en la política agrícola del país, orientado a fortalecer la producción interna y las exportaciones, aunque plantea desafíos en términos de regulación y sostenibilidad.