El turismo en Bolivia enfrenta una crisis sin precedentes, según alertó María Lourdes Benavides, representante de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo (Canotur). En 2024, el número de visitantes extranjeros cayó a 750 mil, lo que representa una drástica disminución frente a los 1,5 millones registrados en 2019.
Esta situación ha generado un impacto significativo en el empleo y en la economía nacional. En 2019, el sector turístico creaba aproximadamente 350 mil empleos directos e indirectos, pero en 2024 esta cifra se redujo a menos de 300 mil. Asimismo, la contribución del turismo al Producto Interno Bruto (PIB) cayó del 4,6% al 2%, afectando la captación de divisas, que pasó de 828 millones de dólares en 2019 a menos de 700 millones en la actualidad.
De acuerdo con Benavides, varios factores han contribuido al declive del turismo en Bolivia. Los conflictos sociales y los frecuentes bloqueos en las carreteras han perjudicado la percepción de seguridad, un elemento fundamental para los turistas internacionales. A esto se suma el impacto de los incendios forestales en el oriente boliviano, que han afectado la imagen del país como un destino sostenible y atractivo.
“Bolivia está muy golpeada por la falta de seguridad para el viajero”, enfatizó Benavides. En una comparación con México, destacó que, pese a los problemas de inseguridad vinculados al narcotráfico, ese país recibió 28 millones de turistas en 2023.
Otro factor que ha agravado la crisis es la escasez de dólares en el sistema bancario boliviano, lo que ha complicado las transacciones internacionales. Esta situación ha obligado a los operadores turísticos a explorar alternativas como el uso de criptomonedas. Sin embargo, los turistas nacionales también enfrentan dificultades debido a la falta de divisas extranjeras, lo que limita su capacidad para acceder a servicios que requieren pagos en moneda norteamericana.
Retos y posibles soluciones
La crisis del turismo en Bolivia pone en evidencia la urgencia de tomar medidas concretas para reactivar el sector. Entre las prioridades destacan mejorar la seguridad, resolver los conflictos sociales y promover una gestión ambiental sostenible. Además, se necesita una política económica que facilite el acceso a divisas y fomente la inversión en la industria turística.
“El turismo está en terapia intensiva”, advirtió Benavides, quien hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad para trabajar conjuntamente en la recuperación de un sector que es crucial para la economía boliviana.