En una revelación impactante que arroja luz sobre décadas de abuso sistemático, han surgido los diarios del sacerdote jesuita Luis María Roma Pedrosa, conocido como Lucho Roma, desvelando las desgarradoras experiencias de cientos de niñas indígenas en Bolivia que cayeron presa de sus acciones depredadoras.
Las entradas, que detallan gráficamente los asaltos de Roma, son un testimonio escalofriante del abuso que ocurrió entre 1998 y 2002. A pesar de su confesión ante notario y su fallecimiento en 2019, la magnitud completa de sus crímenes durante sus 66 años como sacerdote sigue siendo incierta.
El viaje depredador de Roma se extendió más allá de su tiempo en instituciones educativas como San Calixto en La Paz y San Clemente en Potosí hasta su trabajo misionero en Charagua. Sus escritos revelan un patrón perturbador de fotografiar, filmar y agredir a más de cien niñas, predominantemente de la comunidad indígena guaraní.
El caso, que fue reportado inicialmente por la agencia EFE por Gabriel Romano en 2019 y posteriormente investigado por el periódico El País de España, destaca el fracaso de la orden jesuita en Bolivia para informar sus hallazgos a las autoridades locales o compensar a las víctimas.
A pesar de la gravedad de las confesiones y las pruebas, la justicia sigue siendo esquiva ya que el caso se cerró debido a la incapacidad para localizar a las víctimas. Sin embargo, El País logró lo que el sistema de justicia no pudo, sacando a la luz testimonios de aquellos que soportaron años de tormento a manos de Roma.
A medida que se desarrolla esta historia, no solo expone las atrocidades individuales cometidas por Roma y su hermano Francesc, sino que también cuestiona los fallos sistémicos que permitieron que tal abuso continuara sin control durante décadas.
Este caso sirve como un recordatorio contundente de la vigilancia necesaria para proteger a los vulnerables y asegurar que aquellos en posiciones de poder sean responsabilizados por sus acciones. Las voces de las víctimas ahora resuenan como un llamado a la justicia y al cambio.