La tensión entre el Gobierno de Bolivia y la Embajada de Estados Unidos se ha intensificado tras las declaraciones del ministro de Economía, Marcelo Montenegro, quien acusó a la misión diplomática estadounidense de estar involucrada en un supuesto “plan de golpe blando” contra la administración nacional. La Embajada de Estados Unidos, a través de un comunicado en su cuenta oficial de la red social “X”, ha rechazado categóricamente estas afirmaciones, calificándolas de infundadas.
“La Embajada de Estados Unidos rechaza rotundamente las falsas declaraciones hechas por el Ministro de Economía, Marcelo Montenegro, y lamenta que una autoridad de Gobierno acuse a una misión diplomática sin ningún fundamento”, se lee en el posteo emitido por la embajada.
Las acusaciones de Montenegro surgieron durante una entrevista televisiva el día de ayer, donde el ministro señaló directamente a la embajada estadounidense, así como a otras misiones diplomáticas, de estar involucradas en una conspiración contra la economía boliviana. “Con toda claridad, todo esto es un plan que viene desde la Embajada de Estados Unidos, hay que señalarlo con toda claridad, y hay otras embajadas que están de alguna manera involucradas en un plan de golpe blando a la economía”, afirmó Montenegro.
El ministro además se quejó de los “bloqueos sistemáticos” a la economía, atribuyendo la responsabilidad a la Asamblea Legislativa Plurinacional por no aprobar ciertas normativas, lo que, según él, ha generado conflictos y cierres de carreteras. Montenegro argumentó que estas fricciones políticas son producto de “un afán personal” de ciertos actores.
Por su parte, la Embajada de Estados Unidos no solo negó las acusaciones, sino que también reiteró su compromiso con la democracia y el respeto a la soberanía de Bolivia. Este mensaje de rechazo llega en un momento delicado, donde el Gobierno boliviano enfrenta diversas críticas y responsabiliza a distintos sectores por los problemas económicos y sociales que aquejan al país. En diferentes momentos, el Gobierno ha señalado a analistas, exportadores, la banca privada y ahora a las misiones diplomáticas como responsables de la situación actual.