La devaluación del boliviano y la exoneración arancelaria a la importación de harina de trigo han impulsado el comercio en la frontera entre Bolivia y Argentina, particularmente en San José de Pocitos, en Yacuiba. A diario, cientos de argentinos cruzan desde Salvador Mazza para adquirir productos en Bolivia, generando un repunte económico que beneficia a miles de familias en la región.
El dinamismo se refleja especialmente en la feria “sabatina”, donde comerciantes ambulantes ofrecen una amplia gama de productos, incluidas prendas de vestir de segunda mano. Además, cientos de bagalleros transportan harina de trigo desde Argentina, un insumo clave para la economía local.
Según Juan Carlos Llanque, presidente de la Asociación de Bagalleros 27 de Mayo, más de 2.000 personas dependen de esta actividad, entre ellos taxistas, vendedores de alimentos y otros trabajadores informales. “La importación de harina nos ha dado estabilidad laboral y esperanza en medio de la crisis”, destacó Llanque.
El Decreto Supremo 5195, que autoriza la importación sin aranceles de trigo y harina, ha sido determinante en esta reactivación. Aprobado en agosto de 2024 y vigente hasta finales de 2025, el decreto ha garantizado una fuente de ingresos para muchas familias. “La extensión del decreto nos permite seguir trabajando y sostener a nuestras familias”, afirmó el dirigente.
Desafíos del comercio fronterizo
Pese al repunte, la actividad enfrenta riesgos. La volatilidad del peso argentino frente al boliviano influye en los precios y la rentabilidad del comercio. Ruperto Baldiviezo, presidente de la Federación de Gremiales de San José de Pocitos, explicó que los comerciantes prefieren cambiar sus pesos el mismo día que los reciben para minimizar pérdidas. “El peso oscila entre 0,80 y 0,90 bolivianos, lo que puede beneficiar o afectar a los vendedores”, precisó.
Otro factor crítico es la escasez de dólares, que ha encarecido productos importados, impactando a proveedores y comerciantes. Según Baldiviezo, la Federación agrupa a unos 2.000 comerciantes, lo que evidencia la magnitud de la actividad comercial en la zona.
Factores políticos y perspectivas
El cambio de gobierno en Argentina también ha influido en la economía fronteriza. La llegada de Javier Milei a la presidencia ha generado confianza entre los consumidores argentinos, quienes perciben mayor estabilidad en su moneda. “Los argentinos están más seguros de su economía, mientras que el boliviano sigue perdiendo valor”, comentó Juan Carlos Rodas, comerciante y dirigente local.
Sin embargo, el concejal opositor Daniel Requena criticó la falta de estrategias del Gobierno Municipal de Yacuiba para formalizar el comercio. “La mayor parte de las transacciones son informales por la ausencia de planes de desarrollo y promoción de nuestra producción local”, sostuvo.
Por su parte, Claudia Pacheco, presidenta del Colegio de Economistas de Santa Cruz, subrayó la necesidad de establecer una zona franca en la región para fortalecer el comercio formal. “Una zona franca permitiría un crecimiento sostenible y ordenado de la economía fronteriza”, afirmó. Además, recordó que Bolivia importa el 70% de la harina que consume, por lo que la eliminación de aranceles representa una oportunidad para regularizar a los importadores y generar ingresos fiscales.
Respecto a la depreciación del boliviano, Pacheco advirtió que, si bien beneficia a los consumidores extranjeros, representa un desafío económico para Bolivia, que el gobierno aún no ha reconocido en el marco del contexto electoral.