El Tribunal de Sentencia Penal, Anticorrupción y Contra la Violencia N°4 de El Alto ha fijado el 2 de septiembre como la fecha de inicio del juicio contra Jeanine Áñez y otros 17 acusados por el delito de genocidio, en relación con los trágicos eventos ocurridos en Senkata en noviembre de 2019.
La audiencia, que se llevará a cabo de manera virtual a partir de las 09:00 horas, marcará un hito en la búsqueda de justicia para las víctimas de la violenta intervención policial-militar cerca de la Planta de Almacenaje de YPFB, que resultó en la muerte de diez personas por disparos y dejó a 31 heridos.
Según las investigaciones del Ministerio Público, los eventos trágicos del 19 de noviembre de 2019 fueron el punto culminante de la violencia desatada en Senkata, precedida por otra masacre en Sacaba, Cochabamba, cuatro días antes.
La acusación presentada por la Fiscalía, denominada “Requerimiento Conclusivo de Acusación Fiscal”, se sustenta en un extenso legajo probatorio que incluye más de 700 elementos de diversas índoles. Este material respalda la tesis de que los acusados, entre ellos Áñez y sus exministros Arturo Murillo y Luis Fernando López, tuvieron responsabilidad directa en los hechos que desencadenaron la tragedia en Senkata.
La virtualidad de la audiencia permitirá la participación de todos los implicados, a pesar de las limitaciones de desplazamiento y la situación actual de la pandemia. Este juicio representa un momento crucial para el sistema judicial boliviano y para la sociedad en su búsqueda de verdad y justicia.
El proceso judicial se espera que sea seguido de cerca no solo por los medios de comunicación locales, sino también por observadores internacionales y organizaciones de derechos humanos, quienes han estado monitoreando de cerca el desarrollo de este caso desde su inicio.
Con el inicio del juicio programado para septiembre, se abre un capítulo crucial en la historia reciente de Bolivia, donde el peso de la ley buscará esclarecer y sancionar los hechos que conmocionaron al país en 2019.
Este caso subraya la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en los eventos que marcaron un antes y un después en la vida de muchas familias bolivianas, así como en la memoria colectiva de toda una nación.