El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia ha emitido una enérgica denuncia ante la comunidad internacional, advirtiendo que la desestabilización del “evismo” continúa. En este contexto, la reciente huelga promovida por el expresidente Evo Morales se considera un intento por “reducir” el impacto negativo de sus acciones en la imagen pública. La Cancillería sostiene que esta movilización busca acortar el mandato del actual presidente, Luis Arce.
En un comunicado oficial, el gobierno boliviano expresó su preocupación por la escalada de acciones desestabilizadoras que amenazan el sistema democrático del país. “A pesar de los esfuerzos del presidente Arce por convocar al diálogo, la situación se agrava”, se señala en el pronunciamiento, que subraya la determinación del gobierno de enfrentar estos desafíos.
Uno de los puntos destacados por la Cancillería es el anuncio de un supuesto “cuarto intermedio” en las protestas, considerado una maniobra para mitigar el daño que la movilización ha causado a la imagen de Morales, quien lidera las protestas desde hace más de 20 días. “El anuncio de un cuarto intermedio en el bloqueo de rutas, que no se llevará a cabo, y su sustitución por una huelga de hambre son solo estratagemas para reducir el impacto negativo de la medida sobre el líder de la protesta”, argumenta el comunicado.
La situación se tornó especialmente crítica el viernes, cuando simpatizantes de Morales tomaron tres unidades militares en el trópico de Cochabamba, reteniendo a más de 200 efectivos y apropiándose de armamento y municiones. Este incidente no solo captó la atención nacional, sino que también generó preocupación internacional sobre la estabilidad en Bolivia.
Ante esta escalada de tensiones, Morales realizó una aparición pública en la que convocó a sus seguidores a declarar un cuarto intermedio en el bloqueo de caminos y anunció su intención de iniciar una huelga de hambre en la sede de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, organización que ha presidido desde los años 90.
El gobierno de Arce ha reiterado su disposición al diálogo con todos los sectores sociales, pero subraya que este proceso no podrá llevarse a cabo mientras la población siga sufriendo abusos por parte de grupos de presión. “Estos grupos no buscan el bienestar económico nacional, sino que están centrados en intereses personales y electorales de un expresidente”, concluye el comunicado de la Cancillería.
Evo se quedará
Por su parte, el líder cocalero y jefe del MAS, que se encuentra en huelga de hambre voluntaria desde el viernes, afirmó: “No me voy a ir de Bolivia, estoy con mi pueblo y vamos a resistir y derrotar a un gobierno corrupto, a un gobierno narco”.
A través de un video publicado en sus redes sociales, Morales mostró la instalación de la huelga de hambre en la sede de la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, donde también se encuentran otros dirigentes que se han sumado a esta medida de presión, incluido el senador Leonardo Loza.
La denuncia de la Cancillería boliviana plantea un escenario complejo en el que la estabilidad del país está en juego y subraya la urgencia de una solución dialogada que pueda mitigar la polarización política y social que enfrenta Bolivia en la actualidad.