La Cámara Boliviana de Turismo (Cabotur) lanzó este jueves una preocupante advertencia: el sector turístico en Bolivia atraviesa una de sus peores crisis, describiéndolo como una industria “en terapia intensiva”. Factores como la conflictividad social, la crisis económica y la falta de recursos han erosionado de manera severa uno de los pilares clave para la economía nacional.
Luis Ampuero, presidente de Cabotur, detalló que el turismo en Bolivia, con el potencial de generar hasta 5.000 millones de dólares anuales, apenas alcanza ingresos cercanos a los 800 millones de dólares en la actualidad. Entre las principales causas de este desplome se encuentran la inestabilidad política, el encarecimiento de los servicios turísticos debido a la inflación y la falta de inversión, agravada por la inseguridad jurídica que desincentiva a los operadores.
Un deterioro persistente
Desde la crisis poselectoral de 2019, el sector ha experimentado un “deterioro constante”, según Cabotur. Los bloqueos de carreteras, los conflictos sociales y los incendios forestales han disminuido el atractivo de destinos icónicos como el Salar de Uyuni y la Amazonía boliviana. A esto se suma la escasez de combustibles, que dificulta la movilidad de turistas, y la limitada disponibilidad de dólares, que pone en riesgo las operaciones de aerolíneas internacionales.
María Lourdes Benavides, directora de Cabotur, reveló cifras que ilustran la magnitud de la crisis. El número de turistas extranjeros cayó de 1,5 millones en 2019 a 750.000 este año, mientras que los empleos generados por el sector pasaron de 350.000 a 300.000. En términos de ingresos, el turismo redujo su aporte al PIB del 4,6 % al 2 %, con una caída de 828 millones de dólares en 2019 a 700 millones en 2023.
Demandas y soluciones
Cabotur también cuestionó la asignación presupuestaria estatal al turismo. Para 2025, el presupuesto proyectado es de apenas 12 millones de dólares, de los cuales el 75 % estará destinado a gastos administrativos, una cifra que Ampuero calificó como “totalmente insuficiente” para impulsar un sector con tanto potencial.
En respuesta, la organización planteó varias propuestas para revertir la situación. Entre ellas, convertir el turismo en una “política de Estado” y activar el prometido “gabinete turístico” en 2025. Además, solicitaron implementar una “política de cielos abiertos” para fomentar la llegada de turistas internacionales y eliminar el monopolio de Boliviana de Aviación (BoA), permitiendo mayor competencia en el sector aéreo.