El guardameta de 31 años pasó de desaparecido a ser la estrella de su país. En el segundo partido de la fase grupos, en la victoria ante Bélgica (0-2), protagonizó una situación realmente insólita: apareció en el momento de los himnos, figurando en el once inicial, pero no arrancó bajo palos. Lo hizo Munir, el portero suplente.
En el postpartido, su entrenador, Walid Regragui, desveló que cambió a Bono instantes antes del duelo porque se sintió mal tras el calentamiento. El portero del Sevilla se resentía de un golpe en la cadera ante Croacia.
Héroe contra España
Sin embargo, contra España brilló como nunca. Bono fue uno de los exponentes de la resistencia marroquí, siendo clave para llevar el partido a la prórroga con una mano providencial en el 95’ que desviaba a córner un claro remate.
Ya lo advertía antes del duelo: “Tenemos que estar preparados mental y físicamente para el partido”. Y vaya si lo estuvieron. El plan de los de Walid Regragui fue muy claro: igualar el fútbol de los de Luis Enrique con un despliegue físico descomunal. Marruecos supo sufrir y consiguió llevar el partido a la prórroga, y de esta a los penales.
Cada vez más mermados físicamente, los marroquís fueron capaces de resistir a las llegadas constantes de España. Y en la tanda de los penales, llegaba el momento de Bono. El portero del Sevilla no recibió ningún gol de España desde los once metros.
Los penales no son una lotería
En el primer penal, Sarabia mandó la pelota al palo (había acertado el lado). Después, el muro de 1,’92 metros apareció para atajar los lanzamientos de Carlos Soler y Sergio Busquets, cada uno por un costado distinto.