Bolivia atraviesa una crisis en su sistema de salud debido a un presupuesto limitado, el envejecimiento de la población y un aumento de enfermedades no transmisibles (ENT), que representan las principales causas de morbilidad y mortalidad en el país. Estas enfermedades, como la diabetes, el cáncer y las cardiovasculares, son además de las más costosas de tratar, según un estudio de la Fundación Jubileo.
Transición demográfica y epidemiológica
El país vive una transición demográfica marcada por un incremento en la población mayor de 60 años, que pasó del 6,5 % al 10,6 % entre 2012 y 2022. Este cambio, combinado con una esperanza de vida promedio de 74,4 años, aumenta la incidencia de ENT, las cuales requieren atención especializada y recursos significativos.
Sin embargo, el sistema de salud boliviano, fragmentado y burocrático, carece de capacidad para responder a estas demandas. En 2022, el gasto en salud representó solo el 8 % del PIB, por debajo del promedio regional (8,2 %) y de países como Brasil y Argentina, que superan el 9 %.
Inequidades en el acceso y atención
El sistema está dividido en sectores público, privado y de seguridad social, cada uno con acceso y calidad dispares. Además, el gasto per cápita en salud, de $292,7, está muy por debajo del promedio regional ajustado por poder adquisitivo, que es de $1.441.
La cobertura universal de salud es limitada en la práctica. Aunque el Sistema Único de Salud (SUS) busca garantizar servicios gratuitos, el 71,9 % de la población no cuenta con un seguro efectivo y enfrenta barreras técnicas y financieras para acceder a los servicios.
Proyecciones y soluciones necesarias
El envejecimiento poblacional y el aumento de ENT demandan una reforma estructural del sistema de salud para garantizar detección temprana, prevención y tratamiento oportuno. La Fundación Jubileo señala la necesidad de incrementar el presupuesto sanitario al 10 % del PIB, en línea con estándares internacionales, y mejorar la eficiencia en la asignación de recursos.
Si no se toman medidas inmediatas, las ENT seguirán aumentando los costos hospitalarios y el gasto catastrófico en los hogares, profundizando las inequidades en el acceso a la salud.