En el último año, Bolivia ha enfrentado una notable discrepancia entre la cantidad de oro que produce y la que exporta. Según datos del Ministerio de Minería, en 2023 la producción de oro alcanzó 46,6 toneladas, mientras que las exportaciones se situaron en 41 toneladas. Esta divergencia no solo llama la atención por las cifras en sí, sino también por las diferencias observadas en los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE) y un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE), que sugiere que casi la mitad del oro exportado por Bolivia proviene de la minería ilegal.
Las cifras oficiales del Ministerio de Minería muestran una fluctuación en la producción de oro en los últimos años. En 2019, Bolivia produjo 42 toneladas de oro con un valor de 1.889 millones de dólares. Esta producción se redujo drásticamente en 2020, a 23 toneladas, con un valor de 1.263 millones de dólares. Sin embargo, en 2021 hubo una recuperación significativa, con 45,7 toneladas producidas, valoradas en 2.626,3 millones de dólares. El auge continuó en 2022, con una producción récord de 53,4 toneladas por un valor de 3.073 millones de dólares. No obstante, en 2023, la producción cayó a 46,6 toneladas, valoradas en 2.865 millones de dólares.
Las exportaciones también han mostrado variaciones importantes. En 2022, Bolivia exportó 52 toneladas de oro, generando ingresos por 3.007,9 millones de dólares. Sin embargo, en 2023, las exportaciones disminuyeron a 41 toneladas, con un valor de 2.487 millones de dólares, según el Ministerio de Minería. Estas cifras contrastan con las del INE, que reportan una exportación de 45 toneladas en 2023, con un valor de 2.482,4 millones de dólares, y 64 toneladas en 2022, con un valor de 3.003,2 millones de dólares.
El informe del Ministerio de Minería atribuye la reducción en la producción de 2023 a una baja en la actividad de las cooperativas mineras del departamento de La Paz, según los registros del Servicio Nacional de Registro y Control de la Comercialización de Minerales y Metales (Senarecom). Esta disminución también se refleja en un menor valor de producción, pese a un aumento en los precios del oro en el mercado internacional.
El estudio del Instituto Peruano de Economía arroja una luz preocupante sobre la situación, sugiriendo que una parte considerable del oro exportado por Bolivia proviene de la minería ilegal. Este fenómeno no solo afecta las estadísticas oficiales, sino que también plantea graves problemas económicos, sociales y ambientales.
La discrepancia en los datos y la prevalencia de la minería ilegal subrayan la necesidad de una mayor transparencia y control en el sector minero boliviano. Las autoridades deben intensificar los esfuerzos para regular la producción y comercialización del oro, asegurando que la riqueza mineral del país beneficie a todos sus ciudadanos y no solo a unos pocos actores ilegales.